La oración de Daniel en el capítulo 9 comienza con su meditación en la palabra de Dios.
Pasar tiempo en la profecía de Jeremías impulsa a Daniel a suplicar a Dios que cumpla Su promesa y libere a Su pueblo del exilio.
Una persona hablando con Dios, es una forma de definir a la oración. La Biblia se podría definir como Dios hablando a su pueblo.
Por lo tanto, tiene sentido decir que estas dos van de la mano como una conversación.
Usa la Palabra para motivar al arrepentimiento, la intercesión o la súplica. No necesitas preguntarte si estás orando la voluntad de Dios, si lo que estás haciendo es orar la Escritura.
Es más, la oración que es alimentada por la Palabra es particularmente eficiente: «Si permanecen en Mí, y Mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y les será hecho» (Jn. 15:7).
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