Una tarde, un regalo.

Que el Señor los lleve a amar como Dios ama, y a perseverar como Cristo perseveró. 2 Tesalonicenses 3:5

Bendecidas sean queridas hermanas en Cristo, me pregunte ¿si esto sería posible antes? ¡pues no, no lo sería!

El lunes fue día festivo, pero en el lugar donde laboro con el papá de mi hija, se trabaja todos los días, no importará si me sintiera mal o si fuera día festivo, se da el servicio, pero ¿pensar en descansar un día festivo y lunes no abrir en la tarde?

En otras ocasiones me ilusionaba, pero siempre terminábamos atendiendo el horario normal, pero este lunes fue diferente, fue un regalo que mi amado me dio, ¡y que gran regalo pasar una tarde con mi hija! pues ya tenía semanas que no salíamos a divertirnos o distraernos un rato.

¡Pues que nos vamos al parque! y mientras ella practicaba básquet, ¿qué creen que hice? mi mirada contemplando la hermosura de todo lo que creo, cada detalle, el cielo, los árboles, el aire fresco, en si todo y estar un rato con mi hija en el parque de lo más tranquila sí que es un regalo maravilloso que nos dio, estoy muy feliz, feliz porque en el más mínimo detalle está él, se los quería compartir porque a pesar de nuestras pruebas en que estemos atravesando, queridas hermanas, en todo momento esta él y estará por siempre, no me queda duda por qué él nos ama pero ese amor es diferente a lo que yo llegará a conocer o pensar, y también quiero amarlo como él nos ama, como él nos ve y a perseverar en todo momento y en toda situación, y darle toda la gloria y toda la honra a mi Jesús, mi amado ¡gracias por todo! gracias por que sin ti nada de esto sería posible, ¡gracias, gracias, Jesús!

Azucena.

Cordón de Jesús.