2 Pedro 1:-5-8
Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros y abundan, no os dejarán estar ociosos y sin fruto en cuando al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
Es interesante que Pedro, un hombre que había sido conocido por su impulsividad, en estos versos nos muestre un enfoque disciplinado para el crecimiento espiritual.
Entonces, como vemos, si Pedro, que una vez fue el pescador impulsivo, podría convertirse en un hombre piadoso y disciplinado, entonces cualquiera puede hacer lo mismo.
Pedro ya anciano y escribe a los creyentes de la 2da. generación y los iguala con él y con los demás: recibieron una Fé tan preciosa como a nuestra.
Y el apóstol, como un padre toma de la mano a un hijo y le enseña a dar sus primeros pasos, encamina a los nuevos creyentes a crecer en la vida cristiana.
Pedro está diciendo que, debido a que Dios nos ha impartido nueva vida y riquezas espirituales en Cristo, debemos ser diligentes para crecer en la piedad.
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