Noviembre 10 2024
...desde ahora y para siempre.
Esto lo hará el ardiente amor del Señor todopoderoso. Isaías 9:7
Gracias amado Jehová Elroi por verme en cada necesidad a solas, gracias, amado Jehová Rafa por sanar mi corazón y cada herida, gracias, amado Jehová Tsidkenu por ser mi Justicia.
Hace varios años atrás, había estado siendo invadido mi corazón con la desesperación del cumplimiento de una promesa del Señor, esa promesa me había abrigado toda el alma, y sabía que debía soltarla. Cuando sane en el Señor el querer apresurar el tiempo de su cumplimiento, se lo entregue y los pensamientos dejaron de llegar, él me dio su palabra y mucha esperanza, así que solté.
Hace meses, había llegado a mi corazón de nuevo esa promesa, y me negué por completo a creer que era el Señor, reprendí, renuncié y fui al instante con mi amado, le dije: no, ten, eso no lo quiero volver a pensar, no seré de nuevo necia. Después de unos días, seguía la insistencia de la promesa en el pensamiento, pero el Señor estaba orquestando todo como un hecho, y mi cabeza no quiso ver las cosas como eran, por aquel miedo a ser yo la que aún no soltará.
Una tarde recibí un mensaje de una hermana en Cristo, el mensaje decía que la promesa era real y que lo vería en unos instantes, al momento realice la llamada y le pregunte a esa hermana ¿es real? ¿Esto está sucediendo? Y ella me contesto sí, ¡estas embarazada! Hablamos de como Dios le había dado la promesa a ella y me había hecho llegar con su mensaje la respuesta que tanto estaba pidiéndole hace meses atrás, colgamos, y seguí. Caí a sus pies rendida, y llorando de una manera tal, le dije al Señor, creo Señor, sé que tú me lo prometiste, me dijiste que esa promesa es real, que vería a mis hijos en mis brazos, pero te pido un favor: revélaselos tú en sueños, diles tú, que estoy embarazada, dile tú a mi ET, a los que tú quieras que sepan de este bebé.
Me levante y me dirigí a mi biblia en busca de su voz; cuando estaba ahí, el Espíritu Santo me mostro la palabra (1 Corintios 7:14) que me dio cuando me libero de toda la opresión y la fecha exacta donde había anotado muchos días atrás, el día en que fui liberada para santificar en la intimidad sexual a mi ET, sin cadenas, ataduras ni ninguna opresión, la intimidad entre mi ET y yo solo estaba siendo para santificarlo, y la fecha coincidía para poder quedar embarazada, haciendo los cálculos pertinentes del cuerpo, las lágrimas no dejaban de caer, esa realidad estaba en mi vientre. En ese momento, él me dio palabra, Juan 14;1«No se angustien ustedes. Crean en Dios y crean también en mí; me hizo sentir la paz en mi corazón. Le preguntaba ¿que seguía? y que debía hacer en la espera. El celular sonó, y en eso, otra llamada me abrazaba, cuando respondí, la conversación por completo de mi hermana fue en la pregunta ¿Qué tienes? A eso le dije, te dirá el Señor, yo no, y ella asintió: ¿¡no te bajo!? Lo has dicho tú, no yo, le dije. En ese momento la llamada se tornó totalmente ministerial, ella me hablaba de perder el miedo a esta promesa, de que no amara tanto la promesa como al que me la dio, de amar solo para servir, y solo como María lo hizo, ¡en entrega! ¡no era de ella!, yo solo tenía un cometido, servir al Señor, amar el servicio, la promesa no era mía, no me la podía quedar. Había más aquí, pero esto es suficiente.
Seguí pertinente, amando la profundidad del asunto, y la segunda indicación, que el Señor me dio en la palabra fue: no hacerme la prueba de embarazo, mi deber era por completo ¡creerle al Señor! Juan 20; 24, y me decía que dichosa sería los que creen sin haber visto. Juan 20: 29. Me decía que solo me cuidará, que para este entonces él me había preparado, habían pasado meses atrás otras cosas sobrenaturales en mi salud de las que le había creído, y él me había sanado, él ya me había estado preparando con las cosas de la comida y las indicaciones de alimentación del doctor, que no sería novedoso para mi ET que me cuidara tanto. Desde el día uno que me entere de este embarazo, comencé a orar, e investigue tanto sobre la concepción, había mucho respaldo por parte del ministerio con Mujer Sabía: Fruto de su Vientre, ahí, sello en mi corazón que había infundido Su aliento de vida desde la primera hora en que hubo concepción, hizo en mí amar tanto esas horas, oraba cada momento en su Nombre con la ciencia; Salmo 139:14-16. 14 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien. 15 No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. 16 Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas.
Entendí que había sido perdonada, que este milagro de vida solo tenía un propósito.
Un día después, todo comenzó de manera distinta, había una guerra espiritual muy fuerte en mí, y no solo era la mente, se había levantado una oposición fuerte. El enemigo me bombardeo con los pensamientos de perdida y de muerte, ese día, entendí que debía pelear la batalla, y comencé a declarar vida sobre mi vientre, él me contestaba enseguida: ¿Cómo yo iba a impedir el nacimiento, si soy yo el que hace dar a luz? El Señor tú Dios lo ha dicho.
Isaías 66:9. Me quedaba muy tranquila con su amor sosteniéndome, pero el ataque era muy fuerte, y seguí al otro día pidiéndole la respuesta de este “para que” está permitida esta guerra, ya sabía que, para recibir una bendición, había que defenderla, pero esto era muy distinto, sentía la pelea frente a frente y permitida. Entonces el Espíritu Santo me revelo, lo más impactante a mi corazón sobre todo esto. En “fruto de su vientre” venia especificado, lo que las pastillas abortivas hacen al quitar la vida desde el día uno de concepción, y en Sofonías 1;5, me había sido revelado años atrás que Milcom o Moloc y también Moloch, son los causantes de los abortos, y cuando cometí a infamia de comprar pastillas del día siguiente en el pasado, estaba dándole la entrada a la entrega del derecho de mi vientre sobre la concepción, y el día en que me decidí por la muerte, y quise abortar a mi hijo menor, por carecer de conocimiento, le había entregado una carta grande a este gobernante.
Desde que me arrepentí, conocí a Jesús, ayune y le dije la verdad a mi hijo, pidiéndole perdón y haciendo todo lo pertinente, hasta este día, yo estaba siendo enjuiciada, y puesta aprueba; el día uno en que me enteré de que estaba embarazada nuevamente después de once años y una operación de esterilización, mi vida había cambiado, decidí por la vida, me aferre a creer por completo en la promesa que Jesús me dio, entonces ¿Cómo esperaba que fuera sencillo? ¡Estaba en una total guerra espiritual! Estaba luchando por completo por este bebé, estaba aferrándome a defenderlo, sabiendo que lo que el Espíritu Santo me decía era verdad, aunque los ataques estaban fuertes, y fueran caóticos, me hicieron ver la realidad de otro modo.
Una tarde de camino hacia la casa, tuve unos mareos muy fuertes, estaba en la casa de mi hermana, y al marearme ella se asustó, mi cuñado me afirmo el embarazo, y otra hermana ya le había sido revelado por medios de sueños, mi madre a larga distancia también habló conmigo y me dijo que ella sabía, a mi suegra le había sido revelado igual por sueños, y a las hermanas del Cordón; el día que mis hijos se enteraron jamás pensé que fuera como el Señor lo hizo, ellos por muchos años atrás decían e insistían qué más niños no, y esa tarde cuando les conté por órdenes de mi amado, oramos juntos, y ellos me abrazaron, lloramos juntos y se conmovieron muchísimo, estaban muy entusiasmados, el Señor me permitió ver sus corazones, y me dijo: los he transformado. Para este entonces el ET seguía sin saber, y ese día un poco más tarde, comentamos algo de una amiga que tenía bebe recién nacida, y en ese momento me pregunto ¿nosotros para cuándo? ahí, le respondí, pregúntale tú al Señor. Pasaron un poco más de días, cuando el al fin me dijo, soñé que estabas embarazada, y fue entonces que le afirmé, tú lo has dicho. Y le pude contar sobre la noticia, ¡en verdad, estaba totalmente helado ¡que noticia!
Esos días fueron aún más intensos y la batalla seguía, mi amado me consentía muchísimo, pero en realidad hubiera querido contarles qué fue de ensueño, pero no fue así, los dolores de cabeza, y todo el cuerpo, sentía que me habían atropellado, lo que fuera algo dulce, estaba siendo muy doloroso, pero la realidad es que entre más dolor sentía tanto en el vientre como en mi cuerpo, más gozo me hacía sentir mi amado, vi como mi cuerpo estaba preparándose, ya había pasado un largo tiempo, y seguía guardándome de todo. Seguía creyendo y él me seguía diciendo todo lo que debía hacer y solo creer, avanzar y confiar, solo en él. Eso me guardo por mucho mi corazón, y las ministraciones eran fenomenales.
Una noche, el dolor fue más intenso, revise todas las fechas y todas coincidían, no había habido periodo, no había sigo irregular y todas las cosas que la ciencia dice sobre esto, estaban correctas, todo estaba pertinente, pero… ese día, al ir al baño, nada fue igual, un dolor que no se explicar, un sangrado que no es normal, y mis lagrimas iban junto a él, sentí como el pesar de la muerte estaba a mi lado, y Jesús, me sostenía, calma, tan solo calma, me decía. Claramente en esos momentos te sientes morir, y así fue, no puedo explicarles más, pero lo que estaba pasando era totalmente distinto a lo que me había dicho el Espíritu Santo, todo fue distinto. Esos coágulos ahí que jamás había visto igual, ese tono de colores distinto al normal, ese dolor en la entraña, solo se decir que me había abrazado a mi amado, y él estaba a mi lado, acompañándome en el valle, nada fue igual después de ahí.
El ambiente de muerte rodeo toda mi casa y cuando les dije a ellos, las lágrimas rodaron, no lo podíamos entender, no entendíamos que estábamos pasando como familia, mi ET me abrazo, pero me dijo algo que supe que no venía de él: confía, si te dijeron que tendrás un bebe, así será. Nos abrazamos, y aunque había paz, no puedo decir que descansé. El Señor conoce mi corazón y en ningún momento, él lo sabe, les diré, reproche, o me queje, solo preguntaba una cosa ¿para qué?
La noche fue dura, pero no había un nombre, aún no sabía que estaba pasando, me aislé, solo quería estar con mi amado. Todo debía continuar, pero esta ocasión me fue muy duro, sabía que algo más había, la muerte nunca ganará, pero vivirlo ¡vaya que es doloroso! A los tres días siguientes, logre hablar con mi hermana, y me dio unas palabras: Me dice el Señor que te diga, todo cumple un propósito, el bebé que tuviste está cumpliendo su propósito en el cielo, su propósito fue espiritual y lo cumplió, sé que entenderás.
No había una lagrima que no fuera para mi amado, no había un gracias que no fuera para el Espíritu Santo, a partir de ahí, lloré más de lo que había llorado, pero por gratitud, porque entendí que había pasado por un duelo, por una perdida y él estaba ahí, había pasado la penumbra y él estaba ahí. Ahora entendía que mi bebe había venido a ser la comprobación de la vida, y que mi único trabajo lo había cumplido, esta vez lo había defendido, desde el día uno, hasta el día en que partió a la presencia del Señor, que el Señor me había puesto a prueba sin ver, que había puesto a prueba mis emociones y mi fe, que fui puesta a prueba para defender Su promesa, y que en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Ahora he sido absuelta de toda demanda, carta, objeción, puerta abierta, contrato y cual sea lo que ese gobernante quiera decir, y sí, ese bebé cumplió su propósito, había sido cancelada toda carta generacional con la que se me acusara y se diera pie a mis generaciones, a mis hijos y a toda mi descendencia, había quedado cancelado en el Nombre del Señor. Esos días pasaron, y claro las llamadas continuaron, me toco poder decirle a mi madre, que la espera continuaría, y ella comenzó a llorar, no entendía que pasaba, pero lloraba conmigo, y me decía ya verás hija, veras a tú bebe.
El Espíritu Santo después de todo esto me hizo ver algo mucho más, a todas las personas que les fue revelado por Dios este embarazo, creyeron en él y creyeron lo que yo les decía, mi ET me dijo: sé que es así porque lo que Dios te dice, eso es. Y me hizo ver, que nadie jamás siquiera puso de antemano la interrogante ¿pero? ¿cómo? ¡estas operada! ¡Ya no, jamás! porque él me dijo en su palabra multiplicaré tú descendencia, Gen 22:17. Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había hablado. 2 Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho. Genesis 21;1. Él hizo que así sea mi testimonio, sin duda que él puede, que es dueño de mi vientre y mi familia, me hizo ver que me respalda en todo, porque ellos creyeron lo que yo decía, por su gracia, porque ven de mí que Dios está conmigo, Sofonías 3;17. El Señor tu Dios está en medio de ti, guerrero victorioso; se gozará en ti con alegría, en su amor guardará silencio, se regocijará por ti con cantos de júbilo.
Al pasar los meses, me goce mucho en el Señor, con mucha alegría, veo el fruto que me ha dado, y me ha permitido amarlos mucho, mucho más, y por su gracia estar más y más unida a mi esposo terrenal. Un día en un nuevo estudio que se imparte en el ministerio, el capítulo que nos tocaba, aunque hablaba de como derribar la mentalidad de pobreza, ese capítulo justo en especial, respaldaba todo lo que me decía mi amado a solas en cuanto a no hacerme la prueba de embarazo, y ella, la autora, decía ¿Qué hice mal? y ahí me dijo por completo que la fe es la certeza de lo que se espera, que es la convicción de lo que no se ve, que tenemos que esperar en la dulce espera creyéndole solo a él, y saber que él es quien tiene el control total de todo.
Meses después, el sigue respaldando cada evento que traza en mi camino.
Hoy a sus pies corren mis alabanzas, que él es un Dios de pactos de promesas, y que él es un Dios de segundas oportunidades, él nos da la oportunidad cada día de hacerlo mejor, de esta vez, ¡hacerlo bien! Se que es así, y que no pasará mucho para que les de la grande noticia de que estoy en cinta, que es un bebe esperado y que le amamos mucho, que su propósito será muy grande para el Señor.
Amada, Sigue creyéndole, en cada decisión, en cada momento y en cada día, no te sueltes de su mano, amale antes de la promesa, durante y amale aún más si no te la da, amale porque es él quien te escogió, y esa es la mayor promesa de todas, ¡eres Salva! En el Nombre de Jesús.
Rebeca.
C3D MINISTERIO.
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