Septiembre 25 2024
«¡Aleluya! Porque ha comenzado a gobernar el Señor,
nuestro Dios todopoderoso. Apoc. 19;6
Hace cuatro años, me vi envuelta en un trabajo que era de rescate de animales, entonces fue que empezó mi proceso, sin siquiera saber que Dios ya estaba trabajando conmigo. En ese trabajo, no sólo trabaje como normalmente tenía que ser, sino que se mezclaron sentimientos de amistad con la que fuera mi jefa en ese tiempo y esto me llevo a desarrollar una intimidad que conllevaba a intercambios intelectuales, uno de los cuales fue la lectura de -metafísica- y todo lo que es del mundo mental, esto se fue enredando más en mí, ya que manejaba versículos de la biblia y angelología, las cosas de la naturaleza, y todo lo relacionado con el budismo, lo "natural" y las cosas del aura , los chacras, y lo que lleva al yoga, el despertar del kundalini, y todo el mundo mental que el enemigo hace que busques, para la paz de ficción a la que te envuelve, te haga alejarte de la verdad. Lo que hice fue ponerme por ídolos las imágenes de los arcángeles que ahí se manejan, Miguel, Gabriel y Rafael, compré las estatuas y ponía velas, se hacen velas con calorimetría, esto se lo pones a los ángeles y así por el estilo. Cuando renuncio al trabajo después de tres años, me quedo por los siguientes meses con ese estilo de inmundicia; pero el Señor ya tenía todo preparado en mi vida, y durante todo este tiempo, él me estaba esperando; y al aceptar a Jesús en mi corazón aquel día de septiembre, mi vida cambió totalmente, ahí entonces comencé a entender el proceso por el cual Jesús me estaba dirigiendo, y del cual me estaba sacando, él Espíritu Santo me hizo pasar por varios tiempos de revelaciones, y aunque fueron los primeros y no sabía mucho, el mundo por el cual me dejo andar, me hacía saber que todo tendría una lucha; después de haberme dado una instrucción al corazón y saber que era hora de deshacerme de todos los ídolos que tuviera.
Ese día al entrar a casa, todo el ambiente se sentía de una manera hostil y sentía como es que las estatuas que aún tenía adentro de mi hogar me veían mal, con una furia indescriptible. Fue tanto el miedo que llegué sentir que dije: ¿qué hago Señor!? Y en eso, me recuerda el deshacerme de los ídolos, cuando me levanté de mi comedor y fui directo por la más grande estatua, una presencia sentí delante mío (ahora sé que se llama oposición demoníaca) en eso, cuando la sostengo, era la figura de “Miguel” me dice el enemigo: no lo rompas te costó muy caro (ahora supe quién me hablaba) y en eso, escucho otra voz que me dijo: tú y yo servimos a un mismo Dios. En ese instante estrelle la estatua con todas mis fuerzas al piso, dando un grito de rabia y furia contenidas. El llanto cayó, y con él, las otras dos estatuas. Todo se fue a la basura, no dejaba de llorar y clamar por perdón de Dios al haberme creado tantos ídolos, tanto en el corazón como físicos. Cada que pasaban los días la experiencia no la olvide, pero le pregunté a Jesús, ¿quién era la otra voz? Quería poder dar mi testimonio sabiendo que lo que viví era real y lo que estaba pasando también. Tanto fue la fidelidad de mi amado que, al pasar de los días, en la intimidad qué pasó con él, me da el versículo en mi biblia de lo que Miguel le dice a discípulo. 9 El ángel me dijo: «Escribe: “Felices los que han sido invitados al banquete de bodas del Cordero.”» Y añadió: «Éstas son palabras verdaderas de Dios.» 10 Me arrodillé a los pies del ángel, para adorarlo, pero él me dijo: «No hagas eso, pues yo soy siervo de Dios, lo mismo que tú y tus hermanos que siguen fieles al testimonio de Jesús. Adora a Dios.» Pues ese testimonio de Jesús es el que inspira a los profetas. Al leerlo, me dice mi amado: Ya está completo el testimonio. Y es ahí que levanto un aleluya a su Nombre Santo Santo Santo por qué sin Su rescate, sin Su redención yo seguiría ahí, sumida en la miseria y la idolatría, seguiría pérdida. Hoy levanto esto diciendo que todo existe, los poderes espirituales y el mundo espiritual es muy extenso que jamás lo vamos a terminar de comprender, pero entender que todo es por Dios y para el servicio de Dios, no hay nada que él no haga. El no fabricarnos esos ídolos es lo que nos mantendrá de pie y llenas de amor de Jesús, nada más que él y para él.
Levantó este testimonio, sabiendo que él ya venció y pese a que me sentía intimidada, Él siempre estuvo y hoy por sus llagas soy salva.
Rebeca.
C3D MINISTERIO.
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