En gran manera me gozaré en el SEÑOR, mi alma se regocijará en mi Dios; porque Él me ha vestido de ropas de salvación, me ha envuelto en manto de justicia como el novio se engalana con una corona, como la novia se adorna con sus joyas. Isaías 61,10
Doy gracias al Señor, porque Él rompió con esta maldición, porque renueva mi mente y hoy sé que soy libre de la maldición de ansiedad, de esa necesidad por mi ET que hoy queda roto en el Nombre poderoso de Nuestro Señor, para poder pasar a tener ese deseo y esa ansiedad sólo por Él, y mi corazón permanezca en el Señor, para que entonces mi ET se vuelva hacia el Señor.
Le doy gracias a Dios porque esto abrió totalmente mi entendimiento, renovó totalmente mi pensamiento, pues Él ha quitado de mí, gracias a su palabra ese deseo que era como una maldición, porque no sabía porque no podía olvidar a mi ET, porque no podía dejar de pensar en él, porque ahora ya no hay tanto esa necesidad, hoy sé que es porque ese deseo me había sido impuesto, pero gracias al Señor, hoy soy libre y sé que Dios cumplirá su promesa de renovar todo en mi vida, incluyendo mi matrimonio; pero también sé que este es el tiempo verdadero en que voy a conocer a mi Esposo Celestial.
Este es el tiempo que tengo para estar con Él.
Queridas y amadas futuras novias, en el Manual de Restauración Personal 1 en su bloque 5, aprendí que el deseo que tenía sobre mi ET me había sido impuesto como maldición, como castigo, por eso muchas veces aunque oré pidiendo dejar de sentir esto, fue a la luz de su verdad que ahora soy libre, fue a través de la palabra en que renuncie al Deseo Vehemente, ese deseo es cuando una persona que siente o se expresa de forma irreflexiva y apasionada, que se deja llevar por sus impulsos o sentimientos, pero el Señor me libertó, me sanó y Él mismo rompió con esa maldición en la cruz del Calvario, para que yo viva una vida libre y abundante.
Amadas, él me quito el deseo desesperado por mi ET y lo cambio por nuevos, lo veo precioso y divino, Él está enamorado de mí y le quiero amar hasta el fin, Él me ve como algo por lo que vale la pena morir, y yo le digo que Él se volvió mi razón de vivir. Preciosas novias, no dejen de insistir, no dejen de perseverar hasta lograr vivir, para disfrutar de este amor abundante.
Hermanas, este testimonio es mío con mi Nuevo nombre y se los comparto porque cuando te das cuenta de que Jesús el Dios todopoderoso está enamorado de ti, sí, de ti, de esa mujer que está ahí, todo lo comencé a ver diferente, amigas hermosas y amadas hermanas, en verdad sigan sus cursos hasta encontrar y más tarde vivir esa vida abundante disfrutemos juntas de los manjares. Les amo en Cristo Jesús.
Porque como el joven se desposa con la doncella, se desposarán contigo tus hijos; y cómo se regocija el esposo por la esposa, tu Dios se regocijará por ti. Isaías 62,5
Raquel Jiménez.
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