Septiembre 26 2024
Y apenas me alejé de ellos, ¡encontré a mi amado! Lo tomé y lo abracé con fuerza, y lo llevé a la casa de mi madre, a la cama de mi madre,
donde fui concebida. Cantares 3;4.
No hay nada pequeño para Jesús, mientras se trate de tu corazón.
Si alguien que me conociera o me quisiera conocer me preguntaba ¿cuáles son tus chocolates favoritos? Mi respuesta siempre sería: los m&ms. Es una luneta en extremo rica para mi paladar, este chocolate me acompañó durante toda mi adolescencia, y en las noches cuando alguna vez lloré, antes de saber que el novio más puro me las había dado, mi eterno amor. Esto aún no sabría que me estaba pasando hasta hoy. Cuando anduve noviando, los consumí mucho, y mi novio en aquel entonces me los regalaba, pero dañé tanto esta emoción del chocolate, que hice un ídolo de ellos. Cada envoltura que él me daba la llegue a guardar con fecha y algún que otro poema, que yo me fabricaba, él tan solo me los daba por que me gustaban, pero mi emoción desbordante, mi amor excesivo y mi deseo vehemente, me llevaba a “darle un sentido a todo”. Llegar a darme cuenta de esto me costó años, y cuando llegué a Jesús, fue que rendí todos mis ídolos. El más grande: el novio que me fabriqué, junto con mi vida antigua se fueron, todos los recuerdos que me hice, y todos los poemas y cartas que yo sola fabriqué de este ídolo, ¡todo! y junto con ello, estos chocolates. El gusto por ellos no acabo, pero no me sentía nada a gusto consumirlos por mi cuenta. Pasaron los años, y no me percaté de esto, ya no me los compraba para nada. En alguna que otra tienda de conveniencia los llegue a ver y pues, es lo más lógico que si te gustan los compres, pero, en mi interior sabía que no, y así pasaron los años, y siguieron pasando. Un día, estaba comprando cosas con mis hijos, y ahí estaban, los vi, y dije en voz alta, ¡wow que bien, mira unos m&ms! y agregué, no, ahora no. Solo que, en mi corazón, ya no tuve más ese deseo, sentí una ligereza verlos, me sentía libre, sin nostalgia.
A los días hubo un comercial de ese mismo, estábamos todos y agregue: wow, hace muchos años que no los he comido, suspire sin la necesidad en mi interior, solo fue alabando el que ya no me importaban, ya no los necesitaba. Pasaron los días, no tantos como para olvidar el momento, pero no pocos para estar recordando eso. Y a esta hora, en que redacto esta alabanza mi ET, (el novio de la adolescencia) llega tranquilo, entra, cena, plática, y… me dice de la nada, y lo más simple: - mira, te traje esto: Se da la vuelta y en mi mano, dos paquetes de m&ms, le dije sin emocionarme, ¡en verdad! ¡Gracias! me les quedé viendo, ahí estaban, frente a mí, y en eso dije: ¡gracias amado mío, Jesús porque hoy sé que siempre fuiste tú! y no supe, no te podía ver, y hoy, me dices con esto: Siempre fui yo, tú serás por siempre mi novio, te pido perdón por voltear mi mirada a otro lado y hacer ídolos falsos, por todo ese tiempo haberte quitado tu lugar en mi vida, en mi corazón. Hoy sé que eras, eres y serás por siempre mi novio, el mejor novio de mi vida y eres tan real. Hoy estos chocolates hacen en mí, una emoción de amor Perfecto de un noviazgo intenso, sano y puro, sé que nunca pude verte, pero que siempre estuviste, y hoy tan solo quiero disfrutar cada día a tu lado, me has devuelto la felicidad de este amor, del primer amor, al sanar esos vacíos, el chocolate solo es el objeto con que se describe a quien veo ahora, y lo que una acción muestra en mi lo que hiciste al sanar mi alma rota, sola y destruida, una acción de lo que sale de mi boca, el corazón que tu sanaste, solo tú sabes cómo rehacer las vidas, los momentos y sanar las heridas. Hoy sé que, esta historia de amor tiene un nuevo sentido, un nuevo comienzo: Hoy estás conmigo. Te amo Jesús. Mi novio Perfecto, mi novio eterno, por siempre enamorada de ti.
Sara.
C3D MINISTERIO.
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