Noviembre 04 2024
Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos.
juan 17;9-10.
Gracias Jesús por tú amor inagotable y porque solo tú eres suficiente.
A lo largo de este recorrido con el Señor, he aprendido que jamás una oración es dejada para después, o que incluso los anhelos de tú corazón no son pequeños, al contrario, Jesús está al tanto del mínimo detalle que nos hace sorprender cuando lo logramos ver.
Antes de llegar con el Señor, tenía unas varias amistades mujeres con las cuales me reunía en ocasiones constantes para cumpleaños o diversas actividades, a todas ellas las conocí por parte de la escuela de mis hijos, y la relación se estableció más a fondo, estas actividades estaban relacionadas con el alcohol y fiestas nocturnas, aunque para mi parecer en ese entonces nada se veía mal, no era así, con ellas pasé varios sucesos caóticos en mi vida de los cuales fueron testigos de mi vida. Como todo al principio con el mundo va bien tú sigues, y sigues, pero ya el Señor había trasado mi camino y cuando estas en el mundo así es, el Señor obro varios eventos desafortunados para alejarme de ahí, y en una de esas salidas, las cosas se tornaron de manera desafortunada, que tuve que retirarme y dejar "esas" que yo creía amistades, para seguir con mi integridad. Una de aquellas mujeres, no me dejó de su mano, y al pasar el tiempo, me siguió viendo, más asuntos se presentaron, en los cuales ella siempre siguió en contacto y siguió siendo participe de mis procesos antes de llegar al Señor.
Un día recibí una llamada de su parte, pidiéndome que fuera madrina de su hija para su primera comunión, y como aún no conocía a Jesús, ¡acepte! Para mí la sorpresa fue tanta, que sí me llegué a preguntar el porqué de esto, incluso hablé con mi familia, me sentía alagada, pero a la vez desconcertada, ella tenía hermanas, y más familia, ¿Por qué yo? ¿Por qué a mí? ¡Los planes del Señor son realmente perfectos! Busque inspirada una biblia, para la que ahora sería mi ahijada, y muy contenta la fecha llegó. Siguieron pasando los días, y esta amistad con la que ahora era mi comadre seguía creciendo. Cuando llegó mi proceso, ya consiente y en Cristo, le hablé para contarle todo por lo que estaba pasando, y después de que le dije que Jesús llegó a mi vida, la pregunta de ella llegó: ¿seguirás siendo mi comadre? ¡Nos reímos sin parar! ¡Claro! Así continuaron los días, y así a veces nos reuníamos para seguir contándonos los eventos, acompañadas de un café.
Tiempo después, en el ministerio se impartía un estudio del libro de Erin, Mujer Sabía, cuando llegamos al capítulo Sobre la Roca, Erin deja un compromiso personal para poder compartir el material con otras mujeres que estén en busca de la verdad y hasta debajo de la página se encuentra el apartado: “escribe su nombre sobre la línea" y ahí, ya muy consiente he inspirada por el Espíritu Santo que es el único que busca la verdad Cuando venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la verdad. Él no hablará por su propia cuenta, sino que les dirá lo que ha oído y les contará lo que sucederá en el futuro. Juan 16;13. escribí el nombre de esta mujer, solo Jesús sabía los planes que ya tenía para ella.
Al pasar el tiempo, nuestra relación siguió creciendo, me sentía en completa confianza a su lado, y le hablaba de mis procesos venideros, también por ese tiempo el día de mi boda llego y el Señor permitió que ella fuera la testigo, ¡él ya estaba obrando todo! Cada momento le contaba de cuanto es que el Señor había obrado en mí, ella guardaba silencio, y muchas veces asentía, me contaba luego, que una mujer de mayor edad, por su rumbo también le contaba de Jesús, y de cómo puede uno transformarse. Las pláticas seguían, y una tarde, el teléfono sonó, era ella, desconsolada me había llamado para que orara por su papá, estaba grave y ya no sabían que hacer sus hermanos, todos viven lejos y ella no está en la misma ciudad ¿Qué hacer? ¡Claro! le dije, pero primero vamos a orar tú y yo, en ese momento supe lo que el Espíritu Santo quería que hiciera, he hice lo que él me dirigió, ella en esa llamada tras las lágrimas y sollozando ¡recibió a Jesús como su único Salvador! “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.” Juan 15:13-14.
Ahí en el llanto, estaba Jesús abrazándola, consolándola y diciéndole que todo iba a estar bien; antes de finalizar la llamada me dio los contactos para poder hablar con su papá y hermanos. La llamada siguiente fue con su familia. Su papá ya un adulto mayor no escucha muy bien, y tenía que permanecer orando por él, tal como me lo indico el Señor, y para Gloria solo del Señor Jesús, ¡su padre también recibió al Señor en su corazón y como Salvador! Que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo. Así dice la Escritura: «Todo el que confíe en él no será defraudado». Romanos 10:9.
Tal como nos ha sido mandado, que hablemos del Señor que extendamos su reino, que vayamos y demos gloria al Señor.
El tiempo continuo y ella ha sido llamada, ha estado pendiente en lo que le corresponde. Uno de sus cumpleaños, Jesús fue tan maravilloso que le hizo llegar su biblia, ¡al fin! Esa intimidad que todos necesitamos le había sido entregada. Él con todo esto le ha estado hablando y capacitando, ha estado entrando en procesos de lo cuales, sé que dará muy pronto testimonio por ella misma, y que ha estado encontrando su propósito para lo cual ha sido llamada. No hemos dejado de hablar, de orar juntas y de saber que estamos la una para la otra.
Hace no mucho tiempo, después de todo esto que relato, abrí mi libro buscando una porción para una circunstancia que atravesaba, y el Espíritu Santo abrió la página justo donde estaba escrito su nombre, mis lagrimas cayeron en cuanto leí la oración, veo hacia atrás y veo el momento del instante justo donde Jesús jamás se cansó de esperarnos a cada una de nosotras, veo las oraciones del mismo Jesús contestadas ( Juan 17) las de Erin y las de todas las mujeres que oraron también por mí, las veo ahora plasmadas en mi vida, y ahora en la de ella, en la tuya, veo la sangre preciosa de Jesús por mí, por todas y sigo enamorándome de este ministerio, de aquella frase que cautivo mi alma el día que la escuche y el Espíritu Santo la sello en mi corazón: ¡estamos aquí por una! ¡una mujer representa una herencia completa de generaciones! ¡por una mujer más! Yo también soy esa mujer por la que oraron: ¡gracias por jamás rendirse!
Hoy también oro por ti, porque en tú proceso jamás te rindas, porque vayas por más mujeres, y porque recibas toda la herencia de victoria que en el Señor tenemos y porque no te canses de ir hacer discípulos, de expandir el reino del Señor y que toda tú vida sea para la Gloria de su Nombre, que no olvidemos que alguien más está esperando tu testimonio de vida, alguien te necesita fuerte, y en relación con el Señor, ¡nunca te rindas! Amén y amén.
Dorcas.
C3D MINISTERIO.
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