El Señor les dice: Voy a hacer entrar en ustedes aliento de vida, para que revivan.
Ezequiel 37:5
Conforme iban pasando los minutos, llegando a la audiencia, estando frente a la juez me daba cuenta que cada día más, que la voluntad era que si tenía que firmar, aun así yo seguía enojada, pero firme y no me negué a nada, de lo que estaba estipulado ahí, lo acepte y firme tal cual.
Saliendo de ahí yo seguía con ese enojo, yo sentía enojo hacia mi esposo…bueno mi ex-esposo, yo seguía con mucho coraje con él, ya con Dios no, sino con él.
Llegue a mi trabajo y me concentre en mi trabajo, 2 horas después platique con mi jefa, ella sabía ya que le había pedido permiso para ir a la audiencia y en ese momento me dio unas breve palabras “que todo no se acababa ahí” “que diera tiempo al tiempo” se me comenzaron a salir las lágrimas, pasaron las horas después de la firma de dicho documento, como 5 horas después, salí de mi trabajo, me subí a mi coche y pasa algo sobrenatural empecé a sentir una paz en mi corazón, un amor por mi esposo o mi ex-esposo, no sé cómo llamarle, sentí un amor diferente, un amor en Cristo hacia él, le mande un mensaje pidiéndole perdón por haberme comportado con el de una manera grosera en la audiencia y el me perdono yo le dije que jamás le iba a volver a pelear y que quería llevar todo tranquilo con él.
Cuándo yo hice eso sentí que me libere más y sentí que comenzó a crecer una paz más grande en mi corazón, empecé a llorar y agradecer a Dios por haber permitido esa prueba tan dolorosa, pero la aceptaba con mucho amor… Días después empecé a sentir una paz, una alegría en mi vida, a pesar que yo había pasado una prueba muy difícil en mi vida, que por mucho tiempo me tenía muy preocupada, tensa, angustiada, ahora era lo contrario, sentía paz, alegría, muchas ganas de vivir y amar.
Según fueron pasando los días empezaba a sentir más amor, empecé a sentir más amor a Dios y mi esposo, bueno mi ex esposo sigo sin poder saber cómo llamarlo, cada vez se iba más el recuerdo, cada día iba teniendo menos el recuerdo de ello, empezaba a pensar más en Dios en querer saber más de su palabra y así ha sido desde que yo tengo mi mirada ya en Cristo, en Dios, mi vida ha sido otra.
Dios me ha estado bendiciendo dándome una paz, una alegría, el Señor me dio una promesa mucho tiempo y me la sigue dando, la de los huesos secos, en un momento dado yo creía que esa promesa era encaminada a la resurrección de mi matrimonio pero conforme fui viendo los días me la seguía dando y el Espíritu Santo fue dándome claridad y esa promesa es… era para mí, para resucitar esa mujer que soy yo, que estaba muerta en vida, esos huesos secos de esa mujer que soy, estaban secos, SIN VIDA, pero la promesa de Dios de esos huesos secos, se está cumpliendo, se ha cumplido, él le está dando vida a mi corazón, él ha abierto el sepulcro de mi corazón y puso un corazón de carne.
Quito ese corazón de roca que yo tenía, por muchos años ese corazón endurecido por todas esas heridas que yo venía arrastrando desde que yo era una niña, que se acumularon durante toda mi existencia hasta hoy y eso fue endureciendo mi corazón hasta hoy y fue haciendo que esa mujer que era se fuera muriendo poco a poco y se fuera secando hasta convertirse en una mujer de huesos secos, sin vida espiritualmente...
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