“Pero no es hasta que conozca y experimente a un "esposo celestial" que ya no anhelará ni necesitará a un esposo terrenal.”
Hola mi nombre es Elena el día de hoy quiero dar mi testimonio de una prueba que Dios me puso en mi camino, en mi vida, pero que en su momento cuando llego a mi vida yo lo vi de una manera muy negativa y obviamente con mucha tristeza y varias noches clamaba al Señor, que si era su voluntad pues yo lo iba a aceptar con cariño y con amor, esa prueba llego a mi vida y es el DIVORCIO.
Cuando mi esposo me presenta los papeles de divorcio me costó mucho firmarlos pero yo ya había leído el libro de “Como Dios va a restaurar tu matrimonio” y eso pues me dio en cierta forma sabiduría para saber cómo reaccionar ante la demanda de divorcio y pues lo hice, lo firme.
Seis meses después de haber firmado, se llegó el tiempo de firmar ante el juez para quedar totalmente DIVORCIADA.
Esta prueba cuando llego, cuando mi esposo me notifico el horario y la firma, yo nuevamente le clame al Señor que si era su voluntad yo lo iba a aceptar con mucho cariño y amor, no les miento hubo momentos de mucha angustia, dolor, hubo hasta coraje hacia Dios, me enoje, en un momento dado quise reclamarle “¿porque estaba permitiendo esta prueba en mi vida?”, si él es un Dios de unión, familiar, matrimonial, en su momento no lo entendía así.
Porque yo comencé a dejarme envolver por las trampas del enemigo, las ideas que me estaba infiltrando días antes de la firma, quise tirar la toalla totalmente, y no permitir que Dios siguiera obrando en mi corazón y en mi vida, gracias a Dios hubo dos personas con las cuales yo platique y a través de ellas el Espíritu Santo me hablo para que yo me arrepintiera de haberme enojado con Dios.
El día de la firma de dicho divorcio, pase por mi esposo para dejar a mi hijo mayor para que no lo cuidaran mis suegros, pase por él y yo iba con todas las emociones negativas; enojo, frustración, tristeza, todo junto, iba muy mal a la firma, en ese momento tenía la esperanza que el Señor pusiera una traba para ¡no firmar!.
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