"Satanás me ha pedido para zarandearlos"

Septiembre 04 2024

«Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido zarandearlos a ustedes como si fueran trigo. Pero yo he orado por ti, para que no falle tu fe.

Y tú, cuando te hayas vuelto a mí, fortalece a tus hermanos».

Lucas 22:31-32

Este es un testimonio para honra y gloria para mi Amado Jesús, porque sin él nada es posible y nada soy sin él. Hace unas semanas en varias ocasiones escuche el versículo "Satanás me ha pedido para zarandearlos" yo preguntaba ¿que era? Soy sincera, si Jesús me dio señales no las vi, porque en ese momento pasaba por un proceso espiritual con el padre de mis hijos, di por hecho que se trataba de él, de alguna situación con él, pero no, dos semanas después supe por qué y fue un trago amargo.

Les cuento lo más resumido qué pueda, tuve una gran tentación ante mí, la verdad he pasado por situaciones económicas, qué está tentación se escuchaba tan bien, llegué a decir: ¡gracias, Señor! ¡gran error! porque no lo consulte con Él. Se trataba de meter dinero en la bolsa de petróleos y obtenía ganancias, como todo al principio, todo iba muy bien, metía y sacaba mi cantidad y la mitad de ganancia. Llegué a un momento que pidieron más dinero, el cual no tenía, esto me llevo a conseguir con amistades y mi madre, veía que salió el dinero que generaba más y llegaron al grado de pedir más y más, continúe con esto y por una letra mal puesta, se quedó estancado el dinero, me pedían la misma cantidad para ingresar y sacar la anterior y generar más ganancia, siendo franca era una cantidad alta para mí, ni de donde sacarla. Entró la desesperación en mí, no sabía que hacer acudí a personas del ministerio para pedir orientación, ayuda, lo cual me llevo a mostrar que aún había en mi un espíritu de avaricia, lo cual en ese día ayune y lo entregue, y el resultado de todo esto fue defraudar la confianza de esas personas, de ir y dar la cara de mis acciones y tener las consecuencias debidas, pero la verdad con quien más sentía dolor y mi corazón, alma y mente se sentían abatidos, sentía tanta vergüenza era con mi Amado Jesús, ese fue el dolor más grande que tenía, cada que recordaba eso, lloraba por no ir a él, por dejarme llevar, por caer en esas cosas una vez más, fue tanta la depresión qué me aleje de él, no podía orar, no podía leer su palabra, simplemente no podía estar en su presencia, pero aquí donde Él es tan fiel y su amor es inagotable, no se cansó de darme palabra de aliento, de una y otra vez buscarme y decirme que él estaba conmigo; llegó el momento de ir a él, me quebrantó, y recordar que él es el único que nunca me fallará, no juzga, no abandona. Ha sido un proceso que me ha costado, pero aquí estoy gracias a él, gracias a su amor, me tiene en pie un día más, me da la fuerza que necesito. El problema mi Amado lo ha ido acomodando para ir regresando el dinero a cada persona, con trabajo, pero sobre todo con su ayuda voy saliendo adelante, no pretendo correr cuando en realidad apenas estoy aprendiendo a caminar en él. No tengo realmente como expresar todo esto que siento, esta tranquilidad, esta paz, el gozo qué me dio en medio de la tormenta, en medio de angustia y desesperación, él tomo el control y así debió ser siempre, hoy en adelante así será, porque no deseo más lo que él quiera para mí. En la vida todo tiene un sentido, todo obra para bien, al final será mucho mejor lo que vendrá, es parte de propósito y todo bien saldrá.

El oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele.

1 Pedro 1:7

Elisa.

C3D MINISTERIO.