Junio 25 2024
Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; pero cuando llegué a ser hombre, dejé las cosas de niño.
1 Corintios 13:11.
¡Lo que ha hecho Jesús en nuestra vida es maravilloso!
Todo por el amor a su Nombre, el único que tiene el poder de romper y de volver a construir.
Gracias al amor que nos da con su misericordia, este testimonio se pudo hacer.
Mi ahora esposo, batallaba con ataduras hacia los juegos del celular, e invertía dinero en eso. Hace varios años ya, él compró una maquinita de video juegos muy antiguos, nada de esto había afectado, pues no sabía, aunque estaba pasando, y qué sutil es el enemigo cuando quiere mantener oprimido a uno. Cuando el Señor me habló de esto, a través de mi hijo, y gracias a él, mi hijo mejor se pudo liberar, empezó el amado Señor a trabajar en mi familia. En esos tiempos en que mi hijo renunció a esa atadura, juntos pudimos ver cómo es que su papá ya no se sentía bien ahí. Entonces ya nadie prendía la maquinita, ni le hacían caso, oré al Señor y clamé por dirección para que él fuera ese adulto responsable y padre amoroso para nuestra casa, y que viera que el dinero no se tenía que ir hacia otros lados, fui entendiendo con esto, que donde tu inviertes tu dinero, es lo que estas atesorando, ya que su palabra me habló, en saber que la raíz de todos los males, es el amor al dinero, y me había dicho mi amado, que ahí donde está tu tesoro, ahí está tu corazón; que más que hacer tesoros en el cielo, donde ni la polilla, ni los ladrones se meterán a robar; el Señor puso en su corazón ese peso, y al poco tiempo, mi esposo me dijo: Venderé la maquinita, ya no cabe aquí. ¡Alabado sea el Señor! Él escucho mi clamor, y obró. Esta intercesión que me direccionó el Espíritu Santo a hacer era para que Él renunciara a seguir siendo niño, y pudiera elegir y aceptar en su corazón, el nuevo proceso, de esta etapa. A pocos días de recibir su certificado de preparatoria, el cual, había estado teniendo problemas para liquidar, y el Señor es perfecto, siempre con su propósito, el comprador llegó, y él vendió la maquinita. ¡Aleluya al Rey de Reyes!
El Señor me hizo saber, que él había ahí, renunciado a su identidad de niño, que alguna vez extrañó. Y tomó así su posición de un adulto responsable. Este dinero de la maquinita era justo la cantidad que le costaba pagar por su certificado, y sin darnos cuanta, él había elegido.
Es por su Gracia sublime que podemos estar aquí. Que hoy puedo dar un testimonio de ver la mano de Dios, obrar en la vida de mi familia y en la vida de mi esposo. Vi cadenas romper, vi como el libera a los cautivos y vi cómo es que él hace todo hermoso en el tiempo Perfecto. Solo a Él la Gloria y el Poder. En el poderoso Nombre de Cristo Jesús. Amen y amen.
Rebeca.
C3D MINISTERIO.
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