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Nunca es tarde para que Dios te restaure y repare cada momento en tu vida.


Abril 24 2024

«Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré cuatro veces más» Lc 19;8,7




T E S T I M O N I O D E R E S T I T U C I O N.



Hace ya dos años nos dimos cuenta de que el enemigo estaba utilizando al que ahora es mi esposo terrenal, para hacer sentir menosprecio a una de mis sobrinas. Y no me había percatado en esto porque jamás hubo ningún tipo de agresión física, o algún detonante que me hiciera saberlo, hasta este día en qué el hecho de haberle prometido un pastel de cumpleaños, que trajera a la niña y que todo iba a ser fantástico, fue una emoción generada en su corazón de niña. Creí y contribuí pasar por ella y a pesar de esto, esperar.


Paso el tiempo, llegamos, ella venía vestida para su momento y por ende emocionada. Tanta fue mi sorpresa que… nada hubo, más que una cara enojada y un silencio total, ni siquiera una disculpa, es más ni siquiera una palabra. ¡Todo era silencio y evasión! Por supuesto pregunté, para nada esto se me haría correcto. Pero sabía más allá de lo que todos pudieran pensar que era una estrategia del enemigo para destruirla y que ella se decepcionara una vez más. No hice nada, ¡realmente no hice nada! para mi sorpresa.

Me sentía fatal, y me preguntaba: ¿también en esto me tengo que sujetar?

pese a todo, quería huir y gritar, y decir que eso está espeluznante.

Pero, el Señor me dijo: Que él no era en mi esposo, y que ella no era nada de él, de esa familia, (en ese tiempo estaba pasando el proceso de concubina a esposa) tal fue mi consecuencia de no tener bien los papeles, y haber creído al enemigo su mentira de que no valía un acta de matrimonio.

Me disculpé con mi sobrina, y pese a lo que mi corazón sentía, me dispuse hablar con mi hermana y pedirle una gran disculpa. No tenía cara para con ellas de la vergüenza y pena que le hice pasar por mis mentiras y engaños de una familia falsa a mi sobrina.


El Señor Jesús obro y paso el año, regresando él sano tantas cosas.

¡Me case al fin y todo marchaba bien! Llegó ese tan esperado abril, que lo daba por hecho. Y de repente, su mamá le organizó una fiesta, y nosotros fuimos los que pusimos el pastel. Mi ahora ET, me dio el dinero para un pastel riquísimo de chocolate, la fiesta estuvo maravillosa, para mi sorpresa, toda la semana le pedí a hermana tenerla. Le pedí permiso a mi ET, si ella puede venir la niña estás vacaciones. Y así como así, fue un sí. Toda una semana ella estuvo en nuestra a casa, todo empezó con irnos ella y yo solas de compras, ¡todo para ella! Toda la comida que quiso, los helados de una nevería que mi amado Señor puso en mi corazón, un sushi del día del niño, que ella quiso, y esa semana ¡fue fantástica! Ninguna quería despedirse.


Todo estuvo en armonía con su tío, y aunque ahí no comprendí nada.

No fue sino hasta después, que mi amando Jesús, me dijera: cuando Dios es el Primero alcanza y sobra.

Me dispuse a preguntarle Amado mío, pero esto que gasté ¿qué voy a hacer?

Y no fue más, sino que mi ET cubrió todo lo que nuestra sobrina había gastado. Y así es que mi amado me dijera que nunca es tarde para poder restituir todo el daño que se había hecho. ¡Hasta cuatro veces más!


Hoy sé, que esta herida está sanada, porque no es un pastel o las cosas materiales, sino lo que Jesús permite sentir en el corazón para reconciliarnos. Y eso, lo agradezco, que ella no va a tener la herida de una decepción más. Sino que cuando te equivocas, puedes empezar una vez más, y dar la oportunidad a quien alguna vez te hizo mal, solo porque Jesús así lo ha querido, por su amor y su misericordia.


Toda la honra y el poder al Único que ha hecho todo por nosotros Cristo Jesús. Porque él nos amó primero, Amen y amen.




En aquel día se dirá: «Alaben al Señor, invoquen su nombre; den a conocer entre los pueblos sus obras; proclamen la grandeza de su nombre.» Isaías 12:4







Rebeca.

C3D Ministerio.

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