En este salmo podemos leer como David le pide a su alma que bendiga a Dios, esto nos deja ver que, en nuestra condición pecadora, olvidamos frecuentemente dar gracias a Dios y bendecirlo por los favores, que el por amor nos da.
La tendencia de nosotros los seres humanos, es que somos olvidadizos, se nos olvidan las cosas especialmente las cosas buenas.
Muchas veces no avanzamos o nos estancamos en la vida espiritual, porque se nos olvidan los beneficios que Dios nos ha dado.
En la vida espiritual sucede lo mismo.
Salmo 103:1-2
Bendice, alma mía, a Jehová,
Y bendiga todo mi ser su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Jehová,
Y no olvides ninguno de sus beneficios.
No te conformes, no hagas de las bendiciones de Dios algo común.
Recuerda que hoy la salvación que tienes es por el sacrificio de Cristo Jesús.
La paz de la que gozas en tu corazón, costo su sangre y el cuerpo de tu amado.
Obliga a tu alma, y a todo tu ser a alabar al Dios todopoderoso.
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