Hebreos 7:2
A quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; 3 sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.
El diezmo es una parte muy importante de nuestra vida como creyentes.
El diezmo es parte de nuestro propósito en Cristo.
Es sorprendente y maravilloso el diezmo, hace que se abran puertas en el área espiritual, campos de lucha espiritual, tienen apertura para que podamos luchar.
El diezmo nos da vista espiritual y dirección en nuestra batalla con el Reino de las tinieblas.
No queda duda de que cuando diezmamos, puertas hermosas asombrosas se abren de prosperidad espiritual, primeramente.
Cuando damos el diezmo, esas necesidades de nuestra alma sedienta de saber y conocer esos secretos ocultos son satisfechas, pues trabajamos en el alma para ser restauradas.
Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.
Cuando Jeremías nos habla de esta palabra que Dios le da en su capítulo 33, aún se encuentra el preso en el patio de la cárcel, el diezmo irrumpe con los ataques del enemigo, nos libera.
Cuando diezmamos y clamamos, es derramado en nuestro espíritu, esas cosas ocultas que no conocemos y así llegan la respuesta y nos enseña cosas grandes que no conocíamos, para traer verdadera liberación a nuestras vidas.
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