Conocer a Dios como nuestro refugio nos permite confiar en Él con mayor libertad.
Un refugio es un lugar seguro y protegido en el que nos resguardamos del peligro y la angustia.
No debemos temer a las situaciones o personas que amenazan nuestro bienestar, ya sea en un sentido físico o espiritual.
No hay ninguna situación a la que nos enfrentemos que esté fuera del control de Dios, así que siempre el mejor lugar para estar es junto a Él.
Una de las formas en que vemos la protección de Dios es cuando nos protege de los planes de Satanás.
Dios es un refugio para Sus hijos porque les brinda paz.
Dios es nuestro refugio y fortaleza; siempre está dispuesto a ayudarnos en los momentos difíciles.
Es nuestra comunión con Dios que nos ayudara a encontrar en él, la fortaleza necesaria según las necesidades que tengamos basado, en nuestra fe y confianza en él.
El mundo nos enseña a depender de nuestra propia fuerza ante los problemas. Sin embargo, la sabiduría bíblica nos enseña que la gracia y el poder de Dios nos fortalecen en las circunstancias más desafiantes.
Salmos 18:2
El SEÑOR es mi roca, mi fortaleza y mi libertador. Dios es mi refugio, él me protege. Es mi escudo, me salva con su poder; él es mi escondite más alto.
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