Me rindo ante él: Necesitamos de la presencia de Dios, pero es solamente cuando él quita la vergüenza de nuestro pecado que podemos experimentarlo.
Me humillo: Doblo rodillas, menguo para que él sobresalga, su presencia llega, cuando confiesas tu pecado, cuando todo lo inmundo que hay en ti, lo colocas ante él, entonces su presencia irradia tu vida.
Te alabo: Vas a experimentarlo, solo cuando le entregas todo lo que tú eres, entonces sobre ti derramara de su preciosa presencia y serás llena de su Gloria.
Me levantas: ¡Su presencia está cuando, te rindes, te humillas, lo alabas y entonces llega su dulce abrazo de amor y es ahí es cuando te levanta y te exalta!
Santiago 4:10
Humíllense en la presencia del Señor y Él los exaltará.
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