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Me hizo experimentar el daño que hice a las personas que amé.



Junio 30 2024

Tomaste asimismo tus hermosas alhajas de oro y de plata, que Yo te había dado, y te hiciste estatuas de varones y fornicaste con ellas.

Tomaste tus vestidos recamados y las cubriste con ellos, y pusiste mi aceite y mi incienso delante de ellas. Ezequiel 16:17,18.




Te doy gracias, Amado Jesús por lo que haces en mi vida, por amor a tú Nombre vengo a ti, para glorificarte y exaltarte Jesús.



Hace muchos años, defraude la confianza de mis padres, al haberme embrazado a temprana edad, serles infieles a su casa, y deshonrarlos.

En este ayuno de tres días, trate sobre la prostitución, el adulterio y la infidelidad. El Señor me llevó a ver que la infidelidad comenzó a Él, y me lo mostró en Ezequiel, al leer cada palabra que describía el Señor, me llevó a ver que desde mi infancia había traicionado a mis padres, y que pensaba que en ese ayuno iba a ver la infidelidad a mi ahora esposo; pero no fue así. Al serle infiel a él, fue el resultado de todas las veces que fui infiel a los demás al traicionar su confianza. A mis hermanas, mis padres principalmente, los trabajos, a mis jefes, y a mis hijos; a cada persona que conocí y que traicioné al hablar mal de ellas. Serme infiel a mí misma por traicionar mis ideales, lo que yo quería para mí y para mí futuro, al traicionarme por hacer lo que otras personas querían antes de lo que yo sabía que estaba mal. Mi amado en su infinito amor, me llevo a verme de una manera tan vil que no imagine jamás que todas esas malas relaciones eran lo que hizo que yo le fuera infiel a ese varón, que jamás procure mi vida, ni la del Señor ¿Cómo iba a preocuparme otra vida? Fue entonces que me llevó el Espíritu Santo al arrepentimiento genuino y el peso de todo el daño cayó a mi corazón.


Me hizo experimentar el daño que hice a las personas que amé, y que no podía andar por ahí dañando así sin importarme las consecuencias de mis actos.

No olvidare este sentimiento de arrepentimiento por las malas decisiones tomadas. Y este ayuno no fue igual que los otros. Me sentí muy abatida, triste y muy pensativa del daño que las infidelidades (no solo sexuales) pudieron causar a mis hijos. Cada decisión que tome, infundida en mi egoísmo para satisfacer sólo los deseos de mi corazón vanos, me hizo saber que jamás podría volver a tomar alguna decisión pensando solo en mí. Este ayuno, en que fui perdonada, me llevo a saber el daño que uno causa, ya sea mediano, largo o corto plazo.


Esto que logró plasmar aquí, no se compara con el dolor que se siente estando en su presencia, pero es, para jamás olvidar de donde me saco el Señor. Estos tres días, me fueron de misericordia para poder orar por todas esas personas que dañe. Todo lo que hice con el adulterio y la prostitución. Estos tres días, me rendí y me reconcilié en oración para con el Espíritu Santo, y poder realizar oraciones que puedan llegar como olor fragante por ser justas. Este ayuno me perdoné y pedí perdón por lo que ya no puedo hacer, ni cambiar, pero que si puedo tomarlo para amar más y aprender que tenemos un Dios que nos ama, un Dios de oportunidades, donde su misericordia se renueva cada mañana, redime y restaura, un Dios que nos ha amado tanto que nos dio a su hijo Único, para salvarnos. ¿Cómo no voy a honrar cada gota de sangre derramada por mí? Ahora que se, lo que es sentir este peso, puedo compartir que solo por su amor estoy aquí. ¡No merezco nada! No me gane nada, no hice nada para que Él me ame y me perdone, pero Él escribe un sin embargo en mi vida, él lo hace y por su amor estoy aquí dispuesta a todo, solo porque Jesús lo hizo primero.


Gracias por su amor. Toda la honra y la Gloria solo a Jesús.

Amen y amen.






Sara.

C3D MINISTERIO

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