Enero 24 2024
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Mt:11:29
¡Toda la gloria y honra a mi Amado Padre Celestial, por su amor inagotable y su misericordia!
He estado en un ayuno, pues mi Padre me dio la fecha y le obedecí.
Lo que más deseo es ser limpia, restaurada, para un día poder llegar a sus pies y poderle mirar a los ojos. Esto que comparto, no es nada fácil para mí, pero este testimonio es para Él, porque Él me ha sanado, me ha limpiado, pero sobre todo me ha perdonado.
Mi infancia no fue nada fácil, por cuestiones de trabajo mi mamá me dejaba en casa de mi abuela, yo convivía con 5 niños y adolescentes, (en otro testimonio les compartí qué fui abusada por mi hermano) en este ayuno, traté sobre muchos espíritus de la sexualidad; el Espíritu Santo trajo a mi mente dos hechos, qué, en realidad habían quedado guardados en lo más profundo, estos dos recuerdos fueron, qué dos de mis primos abusaron sexualmente de mí, después de lo ocurrido con mi hermano. No es nada fácil que estos recuerdos vengan a mí, entonces con la ayuda de la ministra, fui viendo que todo pecado e inmoralidad sexual qué yo cometí en mi pasado fue a raíz de todo lo que me sucedió en mi infancia. También él Espíritu Santo, me mostró los sentimientos que estaban en mi alma, por los cuales desde que recuerdo he sido fría, distante a las personas, no con cualquier persona solía abrirme, un simple abrazo era algo terrorífico para mí. Realmente me arrepiento de todos los pecados qué cometí contra Dios, contra mi cuerpo.
Trabaje esto que viene de generaciones atrás, porque no quiero que ninguno de mis hijos o futuras generaciones lo pase. La verdad mi alma, y mi corazón están tranquilos en estos momentos, me siento en paz, esa paz que solo el Señor me puede dar, sé que perdonaré genuinamente todo esto en el momento que Dios me lo otorgue, trabajarlo de su mano. Pero puedo decirles que el Señor siempre que nos manda a hacer algo es por nuestro bien, nos quiere sanar cada herida, Él sabe el porqué. Una vez escuche a una víctima de abuso, cuando era niña, me comentaba que ella ya había perdonado a la persona, con lágrimas en sus ojos, pero hoy puedo decir, que podemos decir que perdonamos, pero en realidad no hemos perdonado lo que nos dejó esa acción, el dolor, el miedo, la angustia, el resentimiento, el temor, odio, todos esos sentimientos malos. Yo puedo decir también los perdone, pero quedan esos sentimientos guardados en lo profundo de nuestra alma. Llega un día donde Dios quiere trabajar con cada una todo eso que esta guardado en lo más profundo. Es algo difícil de escribir este testimonio, les seré francas, pero no hay algo que no haría por mi Padre Celestial, hoy puedo decirles que tengo al mejor Esposo Celestial qué me ha acompañado en cada momento, y ha estado ahí sosteniéndome, poniendo su hombro para que incline mi cabeza, secando cada lagrima, su amor me sostiene.
Me queda agradecer por permitirme sanar esta área de mi vida, curar esas heridas. No teman cuando nuestro Padre les llame a hacer algo, es por nuestro bien y todo tiene una razón.
El Señor es mi fortaleza y mi escudo; confío en él con todo mi corazón. Me da su ayuda y mi corazón se llena de alegría; prorrumpo en canciones de acción de gracias. Sl:28,7.
Mar.
Cordón Llenas de tú gracia.
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