Los grandes y fuertes hábitos no se forman de la noche a la mañana, sino que son compuestos por pequeñas decisiones que tomamos día tras día.
Los malos hábitos son el enemigo constante, qué asechan y atrapan tu vida y no permiten que te desarrolles completamente en la vida escondida que tienes en Cristo Jesús.
Necesitas romper con aquellos malos hábitos que te obstaculizan, para poder establecer los hábitos que te ayudarán a acercarte más a Dios y tener una profunda y maravillosa relación con él.
Ejemplos hay muchos como tiempo excesivo en el celular, no tener suficiente tiempo para orar etcétera.
Necesitas ser constante en la búsqueda de Dios, necesitas desarraigar todo aquello que no te acercas a Jesús.
1 Corintios 10:23
Todo me es lícito, mas no todo conviene; todo me es lícito, mas no todo edifica.
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