Recordemos que la oración es la forma en que nosotros, como cristianos, nos acercamos a Dios, así como una condición necesaria para que seamos conmovidos por el Espíritu Santo, e iluminados y guiados por Dios.
Si oramos genuinamente a Dios, y entendemos los principios y prácticas de la oración.
Orar por tu esposo no es igual que orar por tus hijos (aunque parezca similar), porque tú no eres la mamá de tu esposo.
Nosotros tenemos autoridad sobre nuestros hijos que nos son dados por el Señor, pero no tenemos autoridad sobre nuestros esposos.
Sin embargo, se nos ha dado autoridad “sobre todos los poderes del enemigo” (Luchas 10:19), y se puede hacer mucho daño a los planes del enemigo cuando oramos.
Muchas cosas difíciles que suceden en una relación matrimonial son en realidad parte del plan del enemigo, preparado para minar la relación.
Las oraciones de la esposa por su esposo tienen un efecto mucho mayor, sobre él que las de cualquier otra persona, aún su madre.
Ellos son un equipo, una unidad, unidos en espíritu.
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