Abril 06 2024
Por eso pues, ahora, dice Jehová convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. Joel 2:12
T E S T I M O N I O D E A L A B A N Z A.
Cuando llegue a RMI, e inicie el curso1, estaba desolada, y en total oscuridad, no había nada de Jesús en mí. Fui dirigida a C3D MINISTERIO, para formar parte de un cordón de tres dobleces.
Inicié las lecturas, y al completar mi diario en línea, al final me pedía un NN, no podía pensar, y creo que hasta me moleste porque tenía que esforzarme, también en ese detalle, y fue recuerdo mi primera consulta a mi ahora EC,
¿qué nombre? Mi computador quedó ahí, por horas, porque no se me ocurría nada. Regresé y ahí estaba el espacio a completar tan blanco como mi mente; entonces ÉL me susurra, Camelia, a ti te gusta esa flor.
Pasó el tiempo y realmente con, ayuno, lloro y lamentos empecé a consagrar mi vida a Jesús, ¡me cambió la vida 360 grados y 2 giros más!
Mi vida giro hacia ÉL, hoy mi corazón tiene dueño, y es de ÉL, mi Jesús, mi esposo.
Hace unos meses atrás, decidí dedicarme nuevamente a aquel lugar que es mi deleite, mi jardín. Este lugar sufrió mi desierto y creo que mis plantas también se vistieron de luto con mi alma.
Así fue que compre abono, tierra para renovar macetas, fertilizantes; cuando ya me retiraba del local, mi EC dirige mi mirada hacia una planta.
¿Como se llama este arbusto? pregunté.
-Camelia, me respondió la vendedora.
La compré, el traje conmigo a casa.
La camelia, estaba llena de pimpollos a punto de florecer.
Al llegar a casa, pensé que su maceta era pequeña; decidí, trasplantarla a una más grande, cargué tierra nueva y fertilizante para flores.
Oh, ¡Sorpresa!, perdió los pimpollos, cayeron sus hojas, y quedó como sequita.
Me entristeció tanto, y lamenté todo que hice.
Pero, ahí estaba mi amado, cuidando de ella, renovó sus hojas, crecieron más grandes y ahora tenía brillo. Me dio consuelo al saber que no había secado.
Le dije a mi Camelia, este año no vas a florecer ya ha pasado tu época.
(Ese era mi plan, más no, el del Señor.) Empezaron a crecer nuevos pimpollos, me quedé en admiración plena, y dándole gracias a mi EC, que me concedía el gozo de verla florecer. Y ahí con su bello y apreciado pimpollito entre mis manos, le dije a mi EC, "por favor cuídala que no vuelva a caer", y en ese momento, nuevamente me dijo, ese pimpollo eres tú, ¡tú eres Camelia!
Él es, me revelo en la flor de la camelia, mi conversión a Él, como me trajo hasta sus brazos. ¡¡Lloré, pero de amor!!
No me hubiera podido rescatar, si simplemente me dejaba donde estaba, y como estaba. El cambio debía ser profundo, real.
Tuve que perder mucho a lo que me aferraba, y llegué a pensar que eso era malo, porque provocaba dolor.
Y hoy en la flor de la camelia, veo que el cambio debía afectar a TODO mi ser, no podía suceder cambiando solo lo externo, o cambiándome de un lugar a otro, es mucho más interno, más íntimo.
Todo debía cambiar, mi mente, mi voluntad, mis emociones, mis valores.
Pasé lo que pensé era mi muerte a la vida. Y necesariamente tuvo que acompañar ese dolor, me cambio de lugar, me cambio la tierra (a lo que me aferraba tanto). Cambio mis hojas (mi mente, mi corazón)
Cayeron mis pimpollos (cayó orgullo, vanidad, idolatría)
Me tuvo que afirmar en mi nueva tierra, allí mi tronco se hizo más fuerte, me lleno de su misericordia, y de la bondad del Padre, dándome nuevos pimpollos a florecer.
¡Esa Camelia eres tú!, y agrego: Isaías 60:1
LEVANTATE Y RESPLANDECE, porque ha venido tu luz y la Gloria de Jehová ha venido sobre ti.
En esta nueva floración, y cumpliendo la voluntad del Padre, en esta transformación total de la Camelia, abrazo a Dios con toda mi alma y consagro mi vida entera sin reservas, a su voluntad.
Ofrezcan sacrificios de alabanza y publiquen sus obras con júbilo.
Salmo 107:22.
Ninfa de Paraguay.
C3D MINISTERIO.
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