Santiago 1:6-8
Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.
El humanismo clásico dice que la duda, aunque incómoda, es absolutamente esencial para la vida.
Una definición práctica de duda es "carecer de confianza, considerar algo improbable".
Por eso la duda destruye todo lo avanzando, en tu relación con Dios, cuando dejas entrar la duda, tu fé salió por la puerta principal, pues has dejado de confiar en Dios.
El poder de Dios puede vencer los obstáculos naturales.
Muchas personas hoy en día dudan de Dios y de su poder.
Cada vez que permitimos que la razón humana opaque la fe en Dios, el resultado es la duda pecaminosa.
Por muy lógicas que parezcan nuestras razones, Dios ha hecho insensata la sabiduría del mundo.
Desarrollemos esa fé constante, para no dudar de la palabra de Dios.
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