Proverbios 9:13-17
La mujer necia es escandalosa, frívola y desvergonzada. Se sienta a las puertas de su casa, en lo más alto de la ciudad y llama a los que van por el camino, a los que no se apartan de su senda. «¡Vengan conmigo los inexpertos! —dice a los faltos de juicio— ¡Las aguas robadas saben a gloria!
En el NT, el término “necio” se refiere a quien hace caso omiso de la voluntad de Dios. Es decir, ser necio no significa necesariamente, ser ignorante, no saber. Necio es quien se niega a reconocer lo verdadero, lo bueno, lo conveniente. Así, el sustento de la necedad es la soberbia, el ser sabio en su propia opinión.
La mujer necia es alborotada y bullosa, llama la atención de otros -
Proverbios 9:13
También se junta con extraños, es excéntrica, frívola, no conoce la vergüenza, empequeñece sus pecados, va a donde la invitan, no sabe hacer lo recto, induce a las personas que no tienen principios fuertes y los arrastra a su locura.
Es indiscreta ya que habla con mucha soltura de asuntos íntimos que debería reservarse. Mujeres que no respetan los límites de las conversaciones que se hablan con hombres y las que se hablan con mujeres.
La mujer necia es aquella que rechaza la sabiduría y resiste la disciplina, que se niega a reconocer lo verdaderamente bueno y hace caso omiso de la voluntad de Dios.
Sí, hay mujeres necias y estas destruyen sus hogares. La figura utilizada por el proverbista es de por sí interesante, dice que las mujeres necias destruyen sus casas “con sus propias manos.
Por ello una mujer necia, conduce hasta la destrucción total.
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