Mira a tu alrededor y dime cuantas personas tienen un propósito de vida, claro con el que sienten que la vida tiene sentido.
Vivimos bajo una crisis y no me refiero financiera, sino de identidad que está extendida entre la mayoría.
Muchos son aquellos que llegan al final de sus días y se preguntan:
¿Ha valido la pena?,
¿Ha tenido algún sentido estar por aquí?
¿He vivido la vida que necesitaba vivir?
Todos nacimos con un propósito divino, dado por nuestro creador con el paso de los años, muchos de nosotros a través de lo que el mundo nos ofrece lo vamos postergando, pero con el tiempo nos podemos dar cuenta que aún con todo aquello que el mundo ofrece y aquellas metas que nos propusimos aun después de lograrlas nos hace sentir insatisfechos.
Y esto sucede porque Dios tiene el propósito que te llena y te hace vivir saciado.
En Juan 15:16 No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure.
Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre.
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