Dios es un Dios de justicia y El promete que cuando le honramos, nunca nos vergonzaremos de haberlo hecho.
“En ti, SEÑOR, me he refugiado; jamás me dejes quedar en vergüenza” (Sal. 71:1).
“Pero Israel será salvada por el SEÑOR con salvación eterna; y nunca más volverá a ser avergonzada ni humillada” (Isa. 45:17).
Esta es la manera en que Dios trabaja.
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