Espíritu de Egipto.

No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.

1 Juan 2 :15

Cuando Dios nos llama, como llamó al pueblo de Israel, tiene el propósito de sacarnos del pecado y separarnos para su servicio. El mundo sirve al pecado. Tenemos que salir del mundo para poder servirle a Él.

Salir de Egipto, es sinónimo de: Morir al Mundo.

Debo defender mi posición en Cristo, de manera que luchamos con fuerzas tanto externas, como internas que se oponen a nuestra salida. Luchamos con todo aquello que nos rodea y con nosotros mismos. Somos nuestro mayor enemigo.

Dios nos llama a salir del mundo de las tinieblas al mundo de la luz. Batallamos con la decisión de salir del mundo y dejar el pecado, porque, aunque no lo realicemos nos encontramos en guerra espiritual.

Nuestro deseo natural, es el de permanecer en nuestra vieja manera de vivir, que está plagada de los deseos engañosos del mundo. Deseamos permanecer en Egipto. Sin embargo, a pesar de nuestras luchas, si deseamos obedecer al Padre, tenemos que anteponernos a nuestros deseos humanos. Nuestra guerra espiritual se vence con herramientas espirituales que Dios nos ha dado.

Esta es una etapa en la que enfrentamos decisiones trascendentales, que marcaran nuestro crecimiento espiritual.

De dejar atrás este espíritu de Egipto, sacando la opresión y la esclavitud de nuestras vidas.

Y el espíritu de Egipto se desvanecerá en medio de él, y destruiré su consejo; y preguntarán a sus imágenes, a sus hechiceros, a sus evocadores y a sus adivinos. Isaías 19:3

Talita Cumi.

C3D MINISTERIO.