Octubre 04 2024
Apenas los había pasado cuando hallé al que ama mi alma; lo agarré y no quise soltarlo, hasta que lo introduje en la casa de mi madre y en la alcoba de la que me concibió. Cantares 3;4.
Gracias Señor por tú amor y tú misericordia.
Renunciar al mundo ha sido la mejor decisión que hice en toda mi vida,
¡bueno la que vida que creía tener! Mi amado Jesús me hizo parte de este Su ministerio y cuando empecé a servir, no lograba comprender muchas cosas, pero mi alma quería más y más de Su presencia; el servir me enseño que uno se moldea, al momento en que tú comienzas a servir a otros, en ese momento tus ojos espirituales se abren y puedes ver tus fallas, fortalezas, errores y una de las cosas más hermosas, tus virtudes, ¿en que eres bueno? ¿Cuáles son tus destrezas? ¿Qué planes tienes con lo que sabes, y mejor aún qué planes tiene el Espíritu del Señor para ti? Cuando me otorgo el Señor el Ministerio de Testimonios, no sabía que era, pero Jesús haría evidente todo Su plan; en ese tiempo estaba apenas iniciando mi proceso de libertad en Cristo, y era un tipo de nómada, el celular que tenía era un poco viejito, con una historia tremenda, ya que no fue escogido por mí, y era de mi antiguo trabajo, lo pague con mi sueldo en aquel entonces por rebelde, ya que no me interesa mucho la tecnología, y con capacidad mínima para almacenar, apenas y lograba guardar documentos. La trayectoria comenzó y en una mochila vieja heredada guardaba las libretas, el manual que me tocaba estudiar, todos los lápices y la biblia que tenía que llevarla a donde anduviera. Trabajaba para el Señor mientras me quedaba a esperar a mis hijos en la escuela que iban, y eran unas magníficas 5 horas, más el transporte, sirviendo al Señor, este proceso de ir y venir solo con mi mochila me hizo ver después que eso era lo único que necesitaba en mi vida, el Señor me ministraba cada día, ahí daba todo lo mejor que podía. Por los testimonios conocí muchísimas bellas mujeres esforzadas y valientes, los testimonios eran un deleite de adoración al Señor,
pero en ese tiempo no estaba tan plasmado en mi corazón lo que significaba dar un testimonio. Una mañana, el ministerio por parte del Señor me otorgo una nueva tarea, iniciar un diario con todos los testimonios de mujeres que el Señor había puesto en la brecha por sus hogares, era un formato en Microsoft que se tenía que abrir y eran, gracias al Señor y para su gloria, miles y miles. Cuando me lo otorgaron, la planeación llegó, pero estaba claro que mi celular no servía para esto. Me tranquilice y comenzó la exhaustiva oración para iniciar con mi servicio. Estaba a punto de ser mi cumpleaños, y las oraciones para llevar a cabo el trabajo digno llegaron, el ministerio me dijo que tenía que perseguir mi bendición, no me sería tan fácil por todas las pruebas en las que estaba, mi amado Jesús puso en el corazón de mi esposo darme un nuevo celular, ya que por diversas cuestiones el otro celular lo rompió, en ese intervalo me prestaron del ministerio otro celular, para no dejar de cumplir con mi trabajo, este celular también lo quise mucho, era el celular del Señor, ¡cómo no amarlo! Cuando por fin llego mi verdadero celular era sorprendente, mi amado me deleito con una capacidad mejor de almacenaje, y era un equipo muy bueno para trabajo de este tipo de tareas. Lo agradecí mucho y a los meses mi amado dispuso que mi esposo me regalara una cantidad monetaria, y a través de él me la hizo llegar, era la mitad para una herramienta mejor de trabajo ¡todo ese mismo año! El ministerio me aporto la otra mitad de la cantidad para una herramienta más amplia: ¡una computadora! Estaban las oraciones, y tenía que ser la computadora que me diera el Señor, todo se había orado de acuerdo a su voluntad, pero vaya que pelee mi bendición, y vaya que hubo oposición, pase por varias pruebas, porque me habían timado con un aparato primero, que no era lo que me habían ofrecido, y al Señor nadie estafa, el camino a recorrer para este nuevo equipo fue duro, pero sí que se peleó la buena batalla. Al final, por fin el equipo nuevo llegó, tal como mi amado me había dicho, y como es de parte de él estaba con descuento para nosotros.
Y así fue que llegó Diario de una mujer en la Brecha. Ahora la tarea de la emoción estaba por concluir, pues tenía que mantener esta emoción hasta el final, llevar hasta el termino este trabajo que el Señor me había dado.
Y un año completo de servirle al Señor con este diario. Detrás de todo lo que un servidor hace para que llegue hasta ti, amado lector, hay incansables develadas, cansancio, pruebas, y muchos obstáculos, porque el enemigo no quiere que se expanda el reino del Señor, y eso son los testimonios, la gloria del Señor en su máxima expresión. Debo agregar que ahora la mochila pesaba más, tenía que tener más cuidado de todo, incluso el asecho del robo, pero que todo le pertenecía al Señor, entre más servicio más responsabilidad, y así fue, que el Señor me sostuvo un año completo, sin que faltará un solo día Diario en la Brecha, fue un año glorioso, y un deleite servir a mi amado, con algo que llevaba planeándose antes de que el me hablará, y saber que pude ser parte de este sueño de mi amado, me hace deleitarme más en él. Sé que no iría a donde él no me hablará, que Su presencia me debe acompañar donde él me diga, él peleará. Puedo decir que esto también sirvió para romper la iniquidad de la inconsistencia, la pereza y el dejar inconcluso cualquier cosa.
Amada este servicio que haces donde sea el área para cual fuiste llamada, te forja, te libera y te hace liberar a tú familia de la esclavitud.
Ustedes me llaman Maestro y Señor y dicen bien, porque lo soy. 14 Pues, si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. 15 Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes. Juan 13;13
Animo amada, cuando el Señor te mande a llamar, responde su llamada, es lo más hermoso que puedas experimentar, no querrás lamentar buscarlo y no encontrarlo. ¡Toda la Honra y toda la Gloria al Señor todo poderoso!
Yo dormía, pero no mi corazón. Y oí que mi amado llamaba a la puerta: «¡Ábreme, amor mío; hermanita, ¡palomita virginal! ¡Mi cabeza está empapada de rocío! ¡El rocío nocturno me corre por el cabello!» Cantares 5;2.
Rebeca.
Cordón de Jesús.
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