Septiembre 23 2024
El SEÑOR dijo a Josué:
—Levántate. ¿Por qué te postras así sobre tu rostro? 11 Israel ha pecado. Han quebrantado mi pacto que yo les había mandado. Han tomado del anatema, han robado, han mentido y lo han escondido entre sus enseres. 12 Por esto los hijos de Israel no podrán prevalecer ante sus enemigos. Josué 7;10
Cuando comencé esté camino con Jesús, no entendía mucho de las cosas espirituales, y tampoco mucho de lo que me pasaba, pero aun así no me detenía, solo tenía que hacer lo que sabía que Jesús me decía.
Entonces un día, noviando con Jesús me dijo que hiciéramos un álbum de fotos, hiciéramos algo con los recuerdos. ¡Oh vaya! ¡Y claro que lo hicimos! El haber ido al final de unos cajones, hasta el fondo del polvo, telaraña y demás de cosas, me hizo saber que lo que realmente él quería, era que viera todos mis ídolos que estaban como anatemas guardados al final de esos cajones, y mi alma. Es que eran muchas, muchas, muchísimas libretas escritas, con todos mis sentimientos, algo así como diarios en los que plasme "mi vida", papeles de lo que fuera que me dieran antiguamente y toda clase de objetos “como recuerdos" de esas tonteras que uno guarda por nostalgia. Anteriormente iniciando mi camino con él, ya había destruido objetos de estatuas a santos y ángeles, para mí, eso fue fundamental, era obvio y claro, los ídolos hechos por hombres a los cuales se les rinde alguna ofrenda, pero el anatema, era totalmente en el alma, esto, es lo que jamás imaginas que también les rindes ofrenda, no imaginas que el anatema sea un estancamiento total de tu proceso, pero el Espíritu que todo sondea y conoce lo profundo y lo oculto, te revela siempre, para darte libertad.
Tantos años me llevo aprender esto de la nostalgia; el Espíritu Santo me llevo a ver todos mis lazos almaticos con tanta gente, que ni siquiera ya recordaba, y que esa gente la había creado yo misma por mis vacíos, y le di un espacio en mi alma que ni siquiera merecía, no puedes amar si estas lleno de egoísmo, no puedes amar si no hay nada, ni con que amar, esta palabra del amor, es más profunda, no la puede uno usar siempre, ni a la ligera, porque dice Su palabra: El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor, en esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. 10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Y para esto tuve que ser lo más honesta que jamás hubiera imaginado poder ser ¿qué significa para mí cada persona en mi vida? ¿quién merece realmente la pena? ¿quién en verdad me ama y amo? ¿qué atesoraba de cada persona y momento? Estas preguntas son duras, tanto, si las contestas con toda la sinceridad que el Espíritu Santo da, en ocasiones tenemos recuerdos de personas que solo estuvieron un instante a nuestro lado, pero que no hubo más, y con estos lazos almaticos, uno los atesora, los ata y luego no podemos ser totalmente libres para Jesús; mi amado me enseño con todo esto que estaba a punto de vivir, que me estaba formando para ser cuidadosa con mi corazón, mis tesoros y a quien le daba cada parte de mi tiempo, corazón y vida. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Mt 6;21.
Ahí sentada llorando, me redargüía de lo que sentía de haber creado tanto en mi interior y quitarle ese espacio en mi corazón que era solo para él y le pertenece a Jesús. Mientras más cosas salían, vi mi ropa, mucha ropa que había estado comprando egoístamente solo para mí, esta revelación me llegó, por que estuve pidiendo con el corazón desgarrado al Espíritu Santo esa tarde, y mientras más cosas me rebelaba yo más le preguntaba. La filia a la ropa fue una de ellas, y tuve que quedarme sin nada de ropa ese día, (esta sería la tercera vez que hacía esto, las veces pasadas, sin Cristo.) Todo lo que el Señor me dijera ¡todo! no me importaba quedarme sin nada, nada más valía la pena que él, sentía vergüenza y arrepentimiento. Entre las libretas, estaban muchos libros de metafísica, con algunos versículos señalados, pero cuando los vi, sabía que me faltaba uno, y ese día lo fui a buscar a quien se lo había prestado para poder hacer el holocausto. Todo esto estaba siendo respaldado por C3D ministerio. Mientras se hacía tarde, tuve que ir a casa de mis padres y en eso ahí también decir: perdón por haberles traído estos libros ya que hice mal. Mi padre me otorgó el perdón y me dijo: hija no lo leí, no me gusta eso. Mi alma descanso, pero seguía haciendo falta uno que tenía mi madre, debido a esto, tuve que esperar un día más para poder llevar a cabo el mandato, también a ella le pedí perdón y glorifiqué al Señor, diciéndole que Jesús me había rescatado de esos lugares inmundos. Mi madre me abrazo y me dijo: hija solo leí poco.
Al otro día, ore al Señor que todo se pudiera culminar. El holocausto me llevó tres días, debido al lugar pequeño donde vivo y a que era mucho papel y debía tener cuidado de no dejar nada oculto por ahí; oír quemar y deshacerse aquel mundo de hojas por doquier, basura y cosas salían y salían de mi casa. El Señor que todo lo tiene en su control, había permitido que mis hijos se fueran a casa de su abuela, y en aquel entonces su papá no llegaba temprano a casa. Tanto era el humo y el fuego que los vecinos me miraban, era mucho el humo y la oposición que se sentía, al estar quemando todo, podía escuchar como el enemigo me gritaba con sonidos horrendos que no me dejaría libre, y con hacer que el fuego de unos lados a otros se levantara y cada vez se hacían más grandes las llamas, vivirlo es diferente a redactarlo. Tanto fue el humo, que aquel tercer día ya para acabar, estuve a punto de desmayarme y mientras alababa Su Nombre con versículos y canciones más y más sentía que me desmayaba, al final de unas horas entoné muy fuerte "el himno de victoria" … aunque pases por el fuego no te vas a quemar y si pasas por las aguas no te ahogarás ... pasa todo Israel que el mar atravesó y en el Nombre del Señor el Himno de victoria del otro lado canto. Mis fuerzas se recobraron totalmente, solo tocia un poco, pero jamás el Señor me dejo, ni un solo instante. En eso, me dice el Espíritu Santo, -la taza- y yo, ¿la taza? ¡¿cuál taza Señor?! Sentía aún opresión tanto en mi pecho, discerní que era demoniaca. Sentía cómo había una carta más acusándome, al instante volteo y hasta arriba del estante había una taza grande, que mi ahora esposo me había regalado cuando fuimos novios, muchos años atrás. La sostuve y con mucha fuerza la arrojé a la pared, cuando cayeron los pedazos al piso, todo se calmó, la atmósfera de mi casa quedo en completa paz de todo. El Espíritu Santo me abrazo y Jesús jamás me soltó, entonces entendí que, a esa taza le había puesto emociones y sentimientos, o tal vez hice un pacto verbal, sin recordar las palabras, pero que como no recordaba, el Espíritu Santo si sabía que me acusaba, no pregunté más, solo no quería tener más ataduras hacia ningún ídolo. Fue muy difícil vivirlo, pero Jesús siempre estuvo y hoy soy libre por su sangre, hoy soy libre porque él me eligió y porque él me da la fuerza. Él es fiel y cubrió todo perfectamente, porque al regresar todos a casa, no hubo una sola pregunta, tan sobrenatural que ni siquiera ellos olieron el humo que esto ocasionó ¡Perfecto es mi amado! Hoy mucho después, he podido entender el propósito que en ese momento no veía, y sin entenderlo solo obedecía, alabaré cada momento ¡Ebenezer! ¡Hasta aquí nos ha traído el Señor! Hoy le doy la Gloria al Señor por su vida y su obediencia en la cruz, sé que él no se rindió por mí, por este momento, para darme la libertad total, tampoco me rendiré por él, su amor hace que todo valga la pena.
Amada hermana, ahora es difícil, ahora no se ve, pero ahora solo lo tenemos a Él y eso es suficiente; Jesús es suficiente y basta soló su amor para seguir. Te animo a recobrar fuerzas y oro por ti, para que el lugar donde estes, llegue a ti la revelación de lo que te haga falta para avanzar, y sea en el Nombre de Jesús la libertad en tu vida en cada área transformándote en gloria... Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. 2Corintios 3;17;18.
Rebeca.
C3D MINISTERIO.
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