El rechazo conduce a comportamientos complacientes, búsqueda de atención, perfeccionismo, ira, amargura, dureza de corazón, orgullo, aislamiento, adicción a las drogas o alcohol y promiscuidad sexual. Después de que el espíritu produce estos daños, el rechazo deja la vida irremediablemente desolada y en ruinas.
El rechazo es uno de los espíritus demoníacos más destructivos. Hace estragos en nuestra vida, impidiéndonos experimentar la plenitud y las bendiciones de Dios.
Para ser libres y destruir el espíritu de rechazo, necesitamos entrar en una batalla por la restauración de nuestra alma, iniciando con el reconocimiento de Jesús en nuestra vida Y aceptando que él murió en la cruz del calvario por cada uno de nosotros, también aplicando estrategias espirituales a través de la oración, ayuno y de la renuncia a la vieja naturaleza.
Puede ser que su vida haya sido muy dolorosa, pero en Cristo Jesús tenemos el poder de libertarnos en él, y solo a través de él podemos caminar en bendición y establecer cada una de las bendiciones espirituales que ha dado a nuestra vida.
Solamente él puede establecer una vida de bendición y de prosperidad en tu alma. únicamente el lo puede hacer y es a través de la oración.
Él sabe cuanto te dañaron, cuánto este espíritu trató de perjudicarte y lastimarte pero solo Jesús tiene toda la autoridad para desterrarlo de tu vida y de tus generaciones.
El poder de su sangre te compró y te hace libre de todas esas iniquidades.
Sé libre del Espíritu de rechazo, reconociendo a Cristo Jesús y siendo dependiente de él.
Isaías 53:3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos
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