El propósito de nuestra vida, no se encuentra en el matrimonio por ello debemos reconocer nuestra identidad y estar completos en Jesús.
Somos dos géneros diferentes, dos personas diferentes, somos distintos hechura dé Dios.
Si no conocemos a la persona amada y no lo valoramos fácilmente, se puede caer en el espíritu de control, tratando de manejar a la persona para que encaje en aquello que deseamos o queremos pasando por alto el propósito específico de Dios en el matrimonio.
Es necesario que dentro del matrimonio cada uno desarrolle sus talentos y sus cualidades, necesita cada uno encontrar su vida en Cristo Jesús, y saber el propósito en él.
Por ello desarraigar el espíritu de control en el matrimonio, necesario.
Dios es el centro de nuestro matrimonio lo que Dios unió que el hombre no lo separe. solamente en Dios hay armonía y solamente en Dios se puede vivir en acuerdo.
Solamente Dios, llena nuestras expectativas, no el matrimonio solamente en Dios nos realizamos no a través de otra persona.
Jesús debe estar en tu matrimonio, solamente a través de él, podrás reconocer las diferencias.
Solo con el funciona el matrimonio por que el matrimonio es su diseño original.
Eclesiastés 4, 9-12
¡Pero ay del que cae estando solo, pues no habrá quien lo levante! 11 Además, si dos se acuestan juntos, uno a otro se calientan; pero uno solo, ¿cómo va a entrar en calor? 12 Uno solo puede ser vencido, pero dos podrán resistir. Además, la cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente.
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