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Discernimiento de eternidad.


Agosto 06 2024

Todo tiene su hora; hay un momento para todo cuanto ocurre:

Eclesiastés 3;1.



Cada mañana puedo ver, cuando despierto y miro el sol que permaneces siempre fiel.



Es asombroso como es que trabaja Dios con nosotros, como es que Jesús es todo lo que necesitamos y como es el Espíritu Santo lo mejor que podemos tener. El amado de mi alma esta en este lugar y me ha llevado a entender cómo todo lo mueve como él quiere y como él necesita.

La semana estuvo trabajando conmigo en el tiempo, puso en mi corazón el tener que vencer la pereza la falta de voluntad y la adolescencia que aún habitaba en mí. Me llevo a comprender que me estaba mostrando diversas áreas, unas por las cuales no había pasado, me ha sido difícil entender lo que me quería decir, porque no cumplí con lo acordado, lo que hizo la diferencia esta vez, fue que, en vez de sentirme meramente culpable, fui a él y le dije, amado mío, sé que soy un desastre en cuanto a disciplina, me rindo necesito que me disciplines y poder tener responsabilidad en esto. Así es, meramente una adolescente, anteriormente me despertaba siempre antes de las seis y me pasaba una cita romántica con él, entonces poniendo esto en práctica me dispuse a preguntar: Amado mío ¿ahora porque me es difícil? Y fue ahí que entendí, el estar enamorada requiere siempre voluntad y requiere siempre la decisión de estarlo, puede ser una etapa efímera, y también puede ser una etapa eterna, estamos hablando de Jesús, ¿verdad? pues, es una etapa eterna, ya no me levantaría a lo romántico, que no es que deje de ser, sino que esta etapa, es para la disciplina, y es ahí, que radica la diferencia.

Necesitaba que la relación creciera, que ya fuera madura, y es aquí que comenzamos él y yo. Nuestra relación cambio, pero en mi diminuta distinción, no logre ver lo que me quería mostrar, y empecé a lamentarme de no disciplinarme, el Espíritu Santo me recordó un testimonio de Jesús Adrián Romero en el cual él tampoco se despertaba hasta que lo logró y así avanzo... eso me mantuvo y cada mañana cuando no me desperté, volví a orar, perdón, mañana otra vez y así una semana. Entonces entendí, mediante un día que le dije ¿que necesito? es real que ya tengo que hacerlo. ¡Que llevarlo a cabo! Y me dispuse a decirle que me dijera algo. Fue entonces que una predica de Gebel se puso en la tv. La predica trataba de Dios hablando conmigo, literalmente, así como siempre nos pasa a todos, Dios hablaba diciéndome, que los tiempos de Dios se dividen en dos: Cronos y Kairós.

Estos son así: Cronos es el reloj terrenal que todos tenemos y por el cual nos movemos, y es cuantitativo, este tiene pasado y futuro.

Y Kairós es cualitativo, y se cuanta por momentos y etapas. Los momentos de Dios. Esto esta especifico en Eclesiastés, lo que marca Salomón al poner las temporadas de la vida. Abrazo tanto mi corazón que me llenaba de gozo, y me repetía, he estado luchando con las temporadas, ya no quiero perderme las temporadas con Dios. Entonces, el Espíritu Santo me abrazo, y pude entender que he todo este tiempo estaba pasando mi tiempo en Kairós, no me he perdido temporadas de Él, las he estada viviendo, y no sabía que tenía esto ya guardado en mi corazón. Esto me impulso para despertarme ahora cada mañana como habíamos acordado y ahora no he fallado, recurrí a una lista en el calendario para anotar mis experiencias con él. En cada día, ha sido en extremo satisfactorio, porque me ha inundado de gozo y me ha hecho ver cosas que antes no lograba entender. Estoy agradecida por que el Espíritu de Dios que vive en mí, jamás se rinde y sin su ayuda, no podría escribir todo esto.

Gracias mi Dios por tú fidelidad. Gracias por darme gozo en cada cambio de estación del corazón. Alabado seas Jesús.




C3D MINISTERIO

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