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¡Dios obra de maneras hermosas!



Mayo 11 2024

Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti. Éxodo 23;25.



Quiero compartir con ustedes que aproximadamente en agosto, mi hijo menor tuvo una infección en el ojo, él tenía una "bolita". Una hermana en Cristo que es doctora, y pertenece a mi congregación, me dijo que tenía que llevarlo al oftalmólogo para que esto fuera operado, por qué a él seguido se le saltaba una venita debajo de sus pestañas inferiores. Mi hijo tiene su tez clarita y siempre se le veía como el ojo morado, me dijo que esa misma infección había causado que saliera está bolita por dentro, y le iba a estar obstruyendo ese vaso, necesitaba ser intervenido quirúrgicamente.


Para la gloria de Dios y como testimonio, quiero decirles que nunca fui, ni siquiera a la consulta, le dije a mi amado Señor, te pido que tú tomes control de esto, no quisiera que a mi hijo tengan que abrirle su ojo, podrían lastimarle algo más, te pido que seas tú el que lo sane, ni siquiera voy a ir al médico, porque creo que esto tú lo puedes sanar, esto no debe de estar en su cuerpo, le seguía repitiendo a mi amado Jesús.


Conforme el tiempo, me di cuenta que en verdad se lo entregué a él, y no me volví acordar; hermanas, les digo, tanto se lo entregué, que no se complicó, a veces sí le veía inflamado, a mi parecer, pero volví a orar, y lo que alcanzaba a mostrar era la parte inferior de color verde con morado, por sus venitas, de que se estaba obstruyendo la sangre, pero no deje que el miedo regresara y se instalara, sino que proseguí a entregárselo, hasta que hace unos meses, me di cuenta que ya no se le inflamaba más, pero déjenme decirles, que le creí al Señor, y no le estuve revisando la parte posterior, el quito este miedo e inseguridad, y hasta hace como 2 meses, por completo, no tiene nada.


Les doy como testimonio de verdad para la gloria y honra de mi Señor, que ya no hay más obstrucción, ya no hay más esa bolita de carne que le tapaba su vaso sanguíneo y que hacía que se la inflamara, ¡ya no más!


Dios obra de maneras hermosas, ¡ay que Dios de verdad le ha guardado en todo momento! Sé que Dios está con siempre con mi hijo, y así está con cada uno de nuestros hijos, en medida de que nosotras le creamos cada día más.


Las amo, y bendigo sus vidas y las de sus hijos, y sus generaciones, que sea Jesús librándolas de toda enfermedad, porque él así lo prometió.

¡Toda la Honra y toda la Gloria, al Señor por sobre todas las cosas!




Raquel Jiménez.

C3DMINISTERIO.




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