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Dios me enseñó a ser Madre, por sobre todas las cosas.



Mayo 24 2024

Que te conceda el deseo de tu corazón, Y cumpla todos tus anhelos.

Salmos 20:4




Hay un antes y un después con la vida de mi segundo hijo, aún no estaba en Cristo y había tenido un embarazo tormentoso, había descubierto que existía una om; ¡y cómo no! si me dediqué día y noche a investigarlo todo, hasta encontrar la verdad, esa verdad que justo descubrí, el día que me internaba para dar a luz, para que me fuera practicada la cesárea de mi segundo hijo, lo cual ese día no sucedió, y fue allí, al salir del hospital que me enfrente con la realidad que tanto había buscado.


Le pedí a mi esposo terrenal su celular, porque había dejado el mío en casa, debido a que me iba a internar, ¡o sorpresa! al querer marcar a mi madre para avisarle que no me había quedado internada, ya que ella tenía a mi hijo mayor;

¡me encuentro el número de la om! Ese número lo seguí por más de 6 meses, ya sospechaba todo y ver ese número, cerraba el círculo de aquello que tanto había investigado. Callada y pensativa, llegamos a casa, aún a mi bebé le falta una semana más, mi presión había estado bien durante el embarazo, pero había algo que podía detonar que este embarazo se convirtiera en un parto muy peligroso, por qué ese día estuvo un poco elevada mi presión arterial y mi temperamento podría repercutir en él.


¡Tenía ganas de decirle de todo a mi ET!

Justo ese día, decidí por la vida que estaba dentro de mí, si le reclamaba a mi esposo que vi ese número, que era de una mujer y que esa mujer tenía 2 hijos, traté de hacerlo sin alterarme, él obviamente negaría que ese número fuera de una mujer, pero yo lo sabía todo.

Tenía meses investigando todos sus estados, tenía meses investigando perfiles y listo, durante las dos horas que estuve en observación en el hospital, él estuvo hablando por teléfono con la om.


Había coraje, había tristeza, había decepción, pero nada de estos saldría a la luz ese día, porque antes que todos esos sentimientos, había una vida que proteger, una hermosa vida, que dependía de que estuviera en bien, en calma en templanza.


Lo pensé varias veces, quería de decirle de todo, pero solamente podía pensar en no sacar mi coraje, en calmarme, porque valía más lo que tenía dentro de mi vientre.


Y así fue, por sobre todas las cosas decidí por la vida de mi hijo, si yo me alteraba regresaría al hospital, pero en pésimas condiciones, todo eso pasaba por mi cabeza con la presión elevada, que se complicara el parto, así que decidí tranquilarme, y solo la vida de mi hijo daba vueltas en mi cabeza, porque principio de mi embarazo tuve amenaza de aborto y había estado 1 mes en reposo, no sabía el gran propósito de Dios para con mi familia, el gran propósito de Dios para con este hijo suyo.


Pero mi amado, siempre lo supo, aunque no tenía a Jesús, en mi corazón,

solo tenía la creencia tradicional, él es fiel, ahora entiendo que siempre está con nosotros, porque de otra manera en mi carne todo habría salido mal.


Algo dentro de mí ese instinto de maternal de supervivencia hacia nuestros hijos me hizo tener dominio propio. Una semana después nació mi hijo sin ningún problema médico, ante todo Dios permitió que tuviera el control de mis emociones y de mis acciones para que no saliera perjudicado el siervo qué envío para sus propósitos eternos.


Agradezco a Dios tanto este segundo hijo, porque me enseñó a ser madre, aun cuando no tenía ganas, me enseñó a luchar por tratar de hacerlo feliz, cada día, mi vida se desmoronaba, porque mi matrimonio se desbarató tres meses después de la llegada de este segundo bebé.


Así que Dios con este hijo, no me permitía que me quedara tirada en el suelo, no podía tener depresión, él demandaba atención, comida y cuidados y tenía que levantarme día a día, porque él me necesitaba, Dios me enseñó a ser madre aun cuando no tenía ganas o ánimos, pero es instinto de supervivencia maternal hacia el bebé, fue lo que día a día me levantaba, este hijo no se merecía una miseria de mujer, él no merecía lo peor de mí, había luchado tanto por llegar a este mundo, incluso esa gran prueba de la salida del hospital y el registro en el celular de la Om.


Que no se merecía una desdicha de madre, él era tan risueño, con su sonrisa él daba lo mejor de sí, así que yo día a día estaría luchando por darle lo mejor de mí. A los 4 meses de vida del bebe llego Cristo a nuestras vidas y todo empezó a tomar forma, Dios me daba fortaleza ahora, y cuando mi bebé aprendió a hablar me dijo que Dios lo había mandado para mí, para hacerme feliz y para hacerme sonreír y le creo, Dios sabía cuánto lo iba a necesitar.






Raquel Jiménez.

C3D MINISTERIO.

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