Salmo 29:1-2
Dad a Jehová, oh hijos de los fuertes; dad a Jehová la gloria y el poder. Dad a Jehová la debida gloria a su nombre; adorad a Jehová en la hermosura de la santidad.
Qué poderoso es entregar a Dios su honra, qué majestuoso es adorarlo, al entrar en la santidad de su gloria, cuando le decimos a Dios quién es, lo maravilloso y portentoso que es en nuestra vida, cuando le adoramos, automáticamente él nos empieza a llenar, y esto sucede porque cuando le decimos a Dios quién es, entramos en el diseño para lo cual fuimos creados, cuando le decimos a Dios lo poderoso que es nuestra alma, nos posicionamos en nuestra identidad y el nos satura de su poder, hay llenura en nuestra alma al entrar en adoración, nos coloca en lo que realmente somos, por eso es necesario adorar en espíritu y en verdad.
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