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Desde la intimidad es donde todo empieza

Cuando hablamos de tener intimidad con Dios estamos hablando de los intercambios emocionales, contribuyen a fortalecer estos lazos, con él.


La oxitocina, conocida como la hormona del amor, aumenta durante una relación íntima física, lo cual provoca sentimientos de satisfacción, calma y seguridad que, a menudo, se asocian con la unión de pareja. La intimidad física fortalece aún más estas conexiones.


Lo mismo debe suceder al tener esa intimidad con Jesús debemos de estar emocionadas, prestas, muy expectativas, el está listo para que durante el tiempo de intimidad sean vinculados nuestras emociones con él comportamiento que genera relaciones monógamas a largo plazo.


Durante el tiempo de intimidad experimentaremos, su amor lo aumenta provoca sentimientos de satisfacción, calma y seguridad que solo él nos puede dar, esto se va a ir dando conforme va creciendo nuestra intimidad con él.


Tener una relación íntima con Dios significa descubrir que la vida abundante nunca se encontrará en otra persona.


¡Cuán precioso, oh Dios, es tu gran amor! Todo ser humano halla refugio a la sombra de tus alas. Salmo 36:7



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