Los cuidados especiales de Dios son parte del paquete de someter nuestra vida a Jesucristo y tenemos que activarla para hacerla efectiva en nuestro entorno natural y poder recibirla.
La protección divina no es más que la respuesta a nuestra fe, nuestra obediencia a Dios y nuestro caminar en rectitud y justicia.
En el Salmo 91:14 dice Jehová: “Rescataré a los que me aman y protegeré a los que confían en mi nombre”. Solo los que aman pueden honrar con la obediencia y confiar en la persona que aman.
La palabra de Dios dice que cuando estamos en Cristo somos más que vencedores y nos garantiza también que aunque vamos a tener aflicción si estamos con él y él en nosotros venceremos, pues Jesús ya ha vencido al mundo (Juan 16:33).
Eso es toda una promesa.
Lo que a veces olvidamos es que el diablo ya fue vencido por Jesucristo en la cruz del calvario y (Col 2:15), por lo tanto no tiene ninguna potestad sobre nosotros porque él ya fue derrotado. Al diablo hay que resistirlo a través de la fe.
Significa, en otras palabras, que el que permanece en Dios y su Palabra “morará bajo la sombra del Omnipotente”, es decir, que tendrá la cobertura absoluta de Dios sobre su vida. Esto es más que una promesa, esta es la perfecta garantía de que pase lo que pase, si hacemos lo correcto agradando a Dios, tendremos su protección y cobertura total, la protección sobrenatural de Dios contra cualquier ataque del enemigo, llámese peligro, accidente, fenómeno natural, enfermedad, vicio, y aún tentaciones, de las cuales Dios nos librará o nos dará la fuerza para no sucumbir a ellas (1 Corintios 10:13).
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