La psicológica nos dice que en relación con el plano de la afectividad, la ausencia de cariño puede dar lugar a carencias afectivas, es decir, a vacíos internos ya que todo ser humano tiene la necesidad de amar y de ser amada como muestra el valor de la familia.
Una persona que ha crecido en un entorno desestructurado durante su niñez puede arrastrar carencias afectivas en la etapa adulta. Estas carencias que están vinculadas con la falta de amor, un sentimiento que duele de forma notable en el corazón.
Desde el punto de vista de la felicidad, la carencia remite precisamente a aquello que la persona no posee, es decir, a aquello que le falta.
En relación con este punto, existen personas que se equivocan al aplicar la fórmula de la felicidad adecuada puesto que viven más centradas de aquello que les falta que de aquello que poseen.
Si todavía no has encontrado el verdadero amor, es porque en tu esencia dentro de tu ser, Dios puso su amor y ese amor sólo lo podemos activar a través de Jesucristo.
Su palabra nos dice en 1 Juan 4:8
El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
Si te haz dado cuenta de esto porque ya experimentaste que el amor hacia tu pareja, hijos, carrera, trabajo, escuela, amigos, mascota, gym, no han llenado tus vacíos y te sientes que no estás completo es porque te hace falta el amor que viene de Dios.
Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.
1 Juan 4:16
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