Dios nos da la promesa de Nunca abandonarnos, a aquellos que han puesto su confianza en él.
La palabra de Dios, nos relata un duro proceso en libro de Gen 39, 40 y 41
nos habla de José un joven soñador tuvo problemas graves con sus hermanos, al punto de ellos decidieron venderlo; pero el SEÑOR estuvo con José, y el hombre tuvo éxito.
Él estaba en la casa de su jefe el egipcio, quien vio que el SEÑOR estaba con él y que todo lo que él hacía, el SEÑOR lo hacía prosperar en su mano. Así halló José gracia ante los ojos de Potifar y le servía.
Potifar le puso a cargo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía.
Después otra vez tuvo problemas y fue enviado a ala cárcel, pero una vez más el SEÑOR estaba con José; le extendió su misericordia y le dio gracia ante los ojos del encargado de la cárcel.
En ningún momento Dios lo abandonó, en cada proceso y prueba se mantuvo a su lado.
Después de ser vendido, sirvió al administrador de Egipto, pero más tarde después de este nuevo proceso Dios lo exalto, (Gen 41:40) Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú.
Asi que Nunca dudes que Dios va con nosotros en cada proceso y tiene un propósito. Podemos notar que José después de cada proceso subía de nivel.
El dolor es un proceso cuyo propósito no es solamente demostrar la gloria de Dios, sino también permitir que crezcamos tanto en el carácter como en la capacidad para enfrentar la vida.
Cuando llega la tribulación, por fé es hora de aferrarte a sus promesas.
No te desampararé, ni te dejaré (Hebreos 13:5).
Recuerda que en cada proceso tu nivel irá aumentando.
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