30 Julio 2024
Dios se vale de Asiria para el castigo.
El Señor todopoderoso dice así: «Pueblo mío, que vives en Sión, no tengas miedo a los asirios, aunque te golpeen con su vara y levanten su bastón contra ti como hicieron los egipcios. Porque dentro de muy poco tiempo va a llevarse a cabo el castigo, y mi ira los destruirá. El Señor todopoderoso los castigará como cuando derrotó a Madián en la roca de Oreb, y mostrará su poder contra Asiria como cuando lo mostró contra Egipto. En ese día se te quitar la carga que han puesto sobre tus espaldas, y será quebrado el yugo que te han puesto en la nuca.» Isaías 10;24,26.
Amado Jesús, en esta hora, te entrego a ti, todo lo que soy, y exalto tú poder en este día, en el que las cadenas se han roto y en el que tú has vencido, tú y nada más que tú lo has hecho. Lo que pasé fue difícil, pero no fue tanto porque tú estuviste a mi lado, en cada momento, en cada instante me preparaste para la verdad. El día en que me dijiste que tenía que orar por mi esposo para ir por él, por las áreas que estaban asolándolo, me dijiste varias veces, y en el estudio de Sansón, salieron más y más áreas, una de ellas fue Dagon, las heridas causadas por su familia en la infancia, y las heridas que le cause yo y las mujeres con las que estuvo, y el ultimo día Leviatán, el monstro marino.
Esta intercesión me pediste que fuera a las 3 am, y que todo tenía que ser orado, a esa hora. Fueron tres días a las 3, de los cuales, estando ahí una oposición tan fuerte se levantaba, y todo se comenzaba a poner frio, mientras oraba el primer día, solo una vez mi esposo se levantó, pero pude decir que estaba orinando, lo cual me dio solo un poco más de tiempo porque tenía que permanecer ahí una hora, que dura la intercesión; esto no me impidió que seguirá, pero entre más intensa la oración, más él estaba dando vueltas. Estaba confiada, aunque si me temblaban las manos, pero confiada porque me lo había pedido Jesús, y yo sabía que todo iba a estar bien y a resultar de lo mejor, nada podría interponerse en orar, ahí solo ataba y mandaba al abismo, entre la oración y al terminar la bendición.
Bajamos a la Cueva.
Esta madrugada fue más intensa, entre la oración, no supe cómo es que Jesús me sostuvo el brazo, me fue guiando hacia un lugar muy muy profundo, y solo había una luz, que sé que es él. Pero en una cueva, en las profundidades de las profundidades, estaba a lo lejos escondido, sin nada de luz mi esposo, la sensación que experimente, no la había sentido antes, estaba muy desolado, negro, un negro más profundo que la noche, un negro que no se veía nada, incluso con la antorcha que llevamos, nada había, mi esposo se azotaba entre los barrotes, y no tenía ropa, estaba con el cabello largo y en mal estado, yo tuve miedo, pero el a mí no me reconocía, era totalmente su vista perdida, pero no dejaba que se acercara, Jesús introdujo su mano e señal de auxilio para que el la sostuviera y así pudiera salir, pero no quiso se azoto más, y más, y empezó pegar y patalear, estaba desquiciado, estaba todo lleno de miedo y así mismo agredía; cuando regresamos por donde veníamos, y seguí orando, las palabras que me dijo son: -él está ahí, por eso no puede salir.-
El sentimiento de tristeza me invadió, el sentimiento de pesades, y de dolor me llego, Jesús me estaba permitiendo que yo sintiera todo lo que él estaba pasando, y que así pudiera ora más, con la profundidad que el necesitaba, clamar por esa alma. El tercer día llego, aunque no deje de llorar del segundo día, y este fue aún peor. Toda la noche me la pase en el baño, tenía un vomito terrible, el vómito fue ocasionado por una comida que comí en la calle horas antes, algún tipo de encantamiento brujo cuando los que las preparaban hablaban entre ellos algún dialecto, y cuando me la dieron me vieron con algún tipo de burla (y no soy de creer en estas cosas de los gestos) pero cuando estaba ahí, en el baño vomitando a unas horas de empezar la intercesión por mi esposo, mi amado Jesús me dijo: tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán. Mateo 16;18,20. Entonces al saber lo que estaba haciendo con mi esposo y por él, entendería después que satanás solo quería quitarme del camino, y hacerme perder el tiempo, por el malestar de lo que me estaba pasando. Pero esa enfermedad, solo fue mi escusa con mi esposo para orar por él, y se cumplía la palabra que todo obrar para bien, y estar toda la noche ahí, sin que en la lógica pudiera decirme algo. El tercer día llego y pude ir contra leviatán el monstro matino que está enterrado y que resistiéndolo puedes vencerlo. Jesús me dio las bases en Ezequiel 32; 17. Los poderosos caen al mundo bajo la tierra con lo que han bajado al sepulcro.
Y así di por concluida esta intercesión, esperando por siempre con la fe, aunque el panorama no se viera nada. Yo confiaba en el Señor que estaba, y había obrado… Más tarde me enteraría, lo que el Señor estaba haciendo. Porque esto dio paso a que se abrieran más testimonios, y cadenas de pecados ocultos, pudieran ser rotas.
Alabado Sea tú nombre Cristo Jesús, alabado sea por la eternidad, todo lo poderoso y lo hermoso que eres. Cristo Jesús, mi plenitud.
C3D MINISTERIO.
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