Aún está el hueco del Clavo.

Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Isaías 53:4-6

Acomodando algunas cosas en una caja que tengo, donde llegó mi primer Biblia cristiana, encontré un tríptico que tiene como título: la clínica.

Este tríptico me fue dado en el encuentro en mi congregación, donde al principio venía marcado cada uno de mis pecados, posteriormente nos pedían llevarlo a la cruz y clavarlos.

Este proceso simbólico, nos lleva a intercambiar el pecado por la salvación y el perdón a través de la cruz, como lo hace Jesús cuando acepta la cruz por cada uno de nuestros pecados, a través de la Cruz son borrados y en esta dinámica nos devuelven una clínica, ósea un tríptico totalmente nuevo, con una leyenda en grande que dice: te he perdonado, tal y como lo hace él al morir en la cruz.

Hoy que la encontré y la vi, tiene el hoyo del clavo, ese clavo qué él aceptó en sus manos por mí. Aunque hoy, sé que él me ha perdonado todo, y que me ha restaurado, ese pequeño orificio en mi tríptico me recuerda todo el dolor que paso, todo lo que sus manos sufrieron, al atravesar cada parte de sus huesos y de su carne al entrar el clavo.

Aunque hoy soy salva, ese hueco me recuerda, que todo el dolor le costó a él, toda la sangre le costó a él, ese pequeño hueco me recuerda lo que él pagó por mí y fue un precio muy alto, fue mucho dolor, fue mucha humillación, lo que él vivió para que hoy pueda vivir como perdonada.

Hermosas no olvidemos lo doloroso que fue para él, no olvidemos lo profundo de este sacrificio en la cruz, por amor por cada una de nosotras, él lo soporto todo porque sabía que un día íbamos a necesitar salvación.

No olvidemos el precio tan alto que costó este perdón para cada una de nosotras.

¡No olvidemos ese hueco que está en sus manos fue por amor a nosotras!

Francia Ramírez.

C3D MINISTERIO.