Los «pozos» de la vida son inevitables, pero, así como Dios ayudó a David a vencerlos, Él puede ayudarnos a hacer lo mismo.
En el Salmo 40, el pozo era un estado de Reclusión. David se sintió atrapado. Esto puede hacer referencia a la trampa antigua de un cazador.
Es en el pozo donde el enemigo nos acusa y condena, pero también donde El Espíritu Santo nos redarguye para arrepentimiento; esperemos pacientemente en El Señor y El nos escuchará y sacará de ese lugar .
El salmo 40:11 es una hermosa súplica a Dios por su misericordia. David entendió la necesidad de esta misericordia divina en su vida y en la vida de todos los creyentes.
La misericordia de Dios es un recordatorio de su compasión y amor inmerecido por nosotros.
Al recordar su importancia en nuestras vidas, podemos ser más pacientes, tolerantes y compasivos con los demás.
Dios se convierte en apoyo ante una nueva tribulación y el salmo anuncia la espera de una nueva liberación.
¡Clamemos a Dios por su ayuda y pronto auxilio!
Salmo 40:11 Y tú, Señor, ¡no me niegues tu ternura! ¡Que siempre me protejan tu amor y tu fidelidad! que ni siquiera las puedo contar.
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