2 Timoteo 3:16-17
Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra.
La palabra de Dios en nuestras vidas de convierte en el aliento para enfrentar cada una de las batallas y de los obstáculos que se nos presentan en nuestra vida cristiana.
La palabra de Dios, cuando la leemos se convierte en ese respiro que necesitamos, pues en ella encontramos la saciedad y el descanso para nuestra alma.
Estas palabras no pasan de moda, siempre nos instruyen, nos corrigen, pero sobre todo nos capacitan, se vuelven nuestra inspiración para ser transformados a la luz de su verdad, por ello, no debemos dejar de leer su palabra de transformación, sigamos buscando en su palabra nuestra identidad total en Cristo Jesús.
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