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Al fin libre de la condena de la rebelión.


Marzo 31 2024

Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe. Juan 3;30



T E S T I M O N I O D E A L A B A N Z A.


Gracias amado Espíritu Santo, por tu amor, por tu poder y por tu seguridad en mi corazón y en mi ser.


Todo lo haces para tu Gloria, y soy un instrumento vivo para poder dar testimonio de tu poder.


Hace varias semanas, hablaste a mi corazón con una alabanza, en la cual en el intermedio oraban diciendo que toda sentencia había sido anulada.

Esto dio paso a que creyera por completo en que toda la sentencia que tenía me había sido quitada, pero aún no había visto, cuál sentencia tú estabas quitando ante el juzgado del cielo. Creí en ese momento, más no tendía en el espíritu.


Hoy, tras pasar por varios meses intercediendo, apelando, creyendo y ayunando, me has bendecido a través de mi esposo, el antes nunca me había bendecido, y este día que el me respondió un mensaje, con el cual me bendecía, supe que esto había pasado para restituirle mi desobediencia, y el rebelarme ante su liderazgo todo el tiempo.


La palabra estaba, más solo faltaba la acción, y así fue.

El ayuno al cual no entre, porque me dijiste que no, y el ayuno al cual renuncie por la restitución de la autoridad a mi esposo, te entregue, ha dado paso a esto; a que al fin sea libre de la condena de la rebelión.


Hoy se cumplió mi sentencia, hoy he salido libre de esta condena de rebelión. Hoy creo con mi corazón y confieso con mi boca que tú eres el único que puede librar y pagar todo por mí. Me hiciste entender en el espíritu por qué al principio me dolió no entrar al ayuno, pero que, si suelto todo en tus manos, por más que al principio no se entienda y duela, tu estas siempre en control de todo, y sabes lo que estas por librar.


Muchas gracias, Espíritu Santo por toda la sabiduría que infundes en este ministerio, y gracias porque sé que tantos años, solo a ti te han costado, hoy valoro la sumisión que has puesto en mí y que has hecho brotar en mi corazón genuinamente, pese a mi carne y al querer hacer siempre mi voluntad.


Me has dicho durante estos meses que tengo que menguar, para que mi esposo se levante, y tú en él. Y así ha sido, pese a que me duela o no, tú mi Dios, tienes el control total de todo en él. Y he pedido a tus pies, que me des la seguridad de sentirme segura en sus brazos, de sentirme a salvo, que me deje verte a ti en él, me has dado señales, esto que has obrado, a través de él, solo eres tú amándome y diciéndome una vez más, que tú tienes el poder y él control absoluto de cada corazón del rey.

No hay paso que mi esposo no haga que tú no dirijas.


Alabó tu nombre poderoso y eterno Rey, alabó tu poder y te doy Gloria solo a ti. Gracias por tanto amor redentor, Jesús.

Con el respaldo del Espíritu Santo, entrego este testimonio para la Gloria de tú precioso nombre, Jesús.




Rebeca.

Cordón de Jesús.

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